Omega 03

La golpiza a Atilio Segovia
Cuando María Ignacia apagó la luz del dormitorio de Gracia, comenzó a respirar rápidamente y volvió a sentir el hormigueo en su lengua y en sus manos.
Aún estaban los invitados en la casa, y todos aún celebraban…menos ella.
No supo ni cómo ni cuando, dijo que sí a la propuesta de matrimonio de Atilio, quien nunca le había demostrado ni el más mínimo detalle degenuino afecto. Su madre se mostró feliz ante la propuesta. Ella se preocupaba de hacerle ver que finalmente su trabajo era casarse con un hombre que la mantuviera como un artículo de lujo. María Ignacia no era como Gracia, ella era débil y nunca había decidido nada por sí misma.
Ella sabía que siempre fue la segunda opción. El desquite. Además, ser tímida le había impedido conocer a cualquier hombrehasta el momento. El miedo de quedarse sentada para siempre al lado de la apagada Gracia, mirando cómo su madre se desgastaba por las anfetaminas, le hizo pensar que aceptando la propuesta de Atilio sería un buen escape.
Pero, desde hace poco tiempo, el lado siniestro en Atilio le causaba pavor.
En un comienzo, iba a visitarla y sólo se limitaba a sentarse junto a ella y a Gracia, mientras fumabaun cigarrillo tras otro, y escribía en su teléfono celular mensajes a todas las mujeres que siempre lo perseguían.
Pero un día, mientras María Ignacia se encontraba junto a Gracia…Atilio se acercó a la silla de ruedas…y perdió su mano debajo de la falda de su hermana. La primera vez, María Ignacia intentó detenerlo, pero Atilio la tomó del cuello, comenzó a estrangularla. “Ya no está el imbécil detu hermano para defenderte, perrita”, le murmuró al oído, “acostúmbrate a compartir a la puta de tu hermana conmigo, porque cuando nos casemos nos la vamos a llevar”.
María Ignacia quedó en estado de shock. Volvió a sentarse al lado de la silla de ruedas, y fijó la mirada en un punto perdido del jardín, mientras Atilio desnudaba a Gracia y la violaba sin ningún pudor.
Eso ya había ocurrido por lomenos en 2 horrendas ocasiones. En la segunda, María Ignacia intentó escapar, pero Atilio la tomó violentamente del pelo, y la obligó a quedarse a mirar la escena, mientras ella lloraba silenciosamente, sintiéndose cómplice del abuso hacia su hermana.
Pero, lamentablemente, ella no era la única cómplice de ese horror. La madre de ambas, sintiendo el miedo paralizante que le daba pensar en labancarrota inminente en la cual su marido político se encontraba, miraba la escena desde un punto del jardín, apretando con impotencia el tallo de una de sus perfectas rosas, enterrando las espinas en su mano de manicure perfecta, para pasar con algo de dolor físico la culpa demoníaca que roía su alma.
Cuando Atilio terminó de penetrar a la inerte Gracia, dejándola despeinada y desnuda sobre su sillade ruedas, se acercó a María Ignacia y se susurró perversamente al oído: “la próxima semana te toca a ti perrita, cuando celebremos en familia nuestro compromiso, las buscaré a las dos y te obligaré a que me des un rico show con la putita de tu hermana”. Y le dio un beso en la frente.
María Ignacia vistió a Gracia como le permitía sus lágrimas, mientras le pedía perdón por la humillación de laque había sido víctima. “Soy una débil hermanita, no supe defenderte…nunca seré como tú. Quiero morirme ahora”, le decía, mientras intentaba ordenarle el pelo con las manos, y miraba como el bastardo de Atilio de despedía de su madre de manera cínica.
Ya habían pasado 2 semanas desde ese horrible incidente y llegó el día de la fiesta de compromiso. Como un único gesto de rebeldía, María Ignaciainsistió en usar el mismo vestido rosa de organza que tenía puesto el día en que su hermano murió. Y aunque su madre insistió en que parecía una niña con él, María Ignacia sólo se limitó a responder con un silencio inmutable.
Y llegó el momento de la cena familiar, la cual fue organizada en el hermoso jardín de la casa Hormazabal. El mismo lugar donde se celebró la fiesta de matrimonio de Alfonso,...