oruga y la mariposa

LA ORUGA Y LA MARIPOSA

INTRODUCCIÓN
DEL AUTOR A LA
EDICIÓN ESPAÑOLA DE
LA ORUGA Y LA MARIPOSA

Todo historiador debe tener un territorio propio, una ciudad
elegida, un observatorio privilegiado, perfectamente conocido, desde el cual tratar de ver mejor los destinos del mundo.
Fernand Braudel

GIACOMO BECATTINI*
Universitá degli Studi. Florencia

Este libro no constituye, hablandocon exactitud, un intento de ofrecer una meticulosa reconstrucción histórica de los hechos acaecidos en la ciudad toscana de Prato en el período 1954-1993, ni tampoco un minucioso estudio económico de los mismos. En realidad pretende ser algo diferente; algo que, situado a mitad de camino —por así decirlo— entre
ambas opciones, hemos dado en denominar interpretación.

como si el entomólogodialogase, tomándoselo en
serio, con los insectos que estudia.

La idea que lo inspira no surgió poco antes de su inicio; por el contrario, se fue formando lentamente,
durante dieciocho largos años de observación e investigación, y, a pesar de todo el tiempo transcurrido,
hemos de manifestar que se nos antoja hoy mucho
más clara: se trata, concretamente, de la idea, llamémosla «marshalliana», deun análisis socioeconómico que no se limita únicamente al examen de
aquellas relaciones objetivamente definibles y mensurables, sino que también busca respuestas a sus interrogantes en el delicado terreno de los juicios e impresiones de los propios protagonistas en carne y
hueso. Por ilustrar de algún modo tal proceder, sería

Naturalmente, ese recurso a la opinión de los personajes en carne yhueso puede también efectuarse de
manera sistemática y «rigurosa», aunque para hacerlo resulta necesario sobre todo tener una idea clara del universo estadístico relevante, de la muestra
apropiada y de las preguntas que se deben formular. Es preciso, pues, contar con alguna hipótesis definida acerca de los vínculos esenciales entre los fenómenos objeto de reconocimiento.

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En estesentido, cabe preguntarse cuáles eran los supuestos de partida planteados por la cultura económica dominante en 1979, cuando comenzó la in147

G. BECATTINI

vestigación sobre el área de Prato. Ante todo, estaba la idea de que un proceso productivo —en el caso que nos ocupa, la actividad textil— atomizado en
una multiplicidad de minúsculas empresas no tenía,
a fin de cuentas, ningunaposibilidad en comparación con procesos centralizados, con empresas cada vez más grandes e integradas, mejor preparadas
frente al sistema crediticio y a los mecanismos de
distribución, y mayormente capaces de desarrollar
innovaciones tecnológicas y de aprovechar sus frutos.

A nuestro entender, comparando ese tradicional esquema de análisis socioeconómico con las circunstancias efectivas por las queatravesó, más o menos
simultáneamente, la industria pratense durante aquel
período, se puede llegar a la conclusión de que
mientras el primero, con todas sus simplicidades, contradicciones y desatinos, agotaba el sentido de la
existencia. Las segundas tan sólo representaban, de
alguno de los múltiples modos posibles, unos pocos
«síntomas» de una fenomenología enormemente
compleja.Ninguno de los agentes económicos pratenses de la
época tuvo la audacia de contradecir abiertamente dicha tesis, emanada directamente de un corpus
de teoría económica aceptado básicamente y sin
excepción por las principales escuelas de economía, desde la neoclásica a la marxista. Sin embargo,
había algo, en ese argumento, que no encajaba
con la terca realidad: a ese «diagnóstico científico»,infiltrado en el sentido común, de ningún modo se
ajustaba el pragmatismo inherente a la conducta, no
de unos cuantos individuos extravagantes, sino de un
considerable número de pequeños operadores, a la
vez que de —aunque veladamente— políticos y sindicalistas (por no mencionar al gobierno municipal).
La manifiesta discrepancia entre aquello que se decía y lo que en verdad se hacía después...