pastor

El suicidio es un potente explosivo.
Es tal su poder destructivo, que en un instante, sin previo aviso y sin dar lugar a prepararse, revienta en mil pedazos la alegría, la paz y la esperanza en elseno de la familia donde estalla.

Conmocionados y aturdidos, mientras intentan recoger del suelo los fragmentos de sus vidas hechas añicos; emergen mil preguntas, a cual más dolorosa.

¿por quehas hecho esto?
¿por que nos abandonas así?
¿no eras feliz con nosotros?¿por que no pediste ayuda?
¿lo hiciste para castigarnos?¿no consideraste el dolor que nos causarías?
¿como podríamoshaberlo evitado?

Atormentados, intentando no culparse, se siente un ácido corroer el interior; la angustia se hace sitio en el alma intentando instalarse para siempre, y luchas hasta que no quedan ganasni fuerzas para tratar de evitar que ocurra.

Es que el suicida es víctima y verdugo a un tiempo.
Su acto genera sentimientos contradictorios, que lejos de anularse o equilibrar la balanza, serealimentan.
Arrastran cual vorágine de dolor precipitando a los deudos en una tristeza mezclada con rabia.
El reproche y la compasión pugnan para ser el pensamiento predominante.

¿como se le explicaa un hijo que su mamá se ha quitado la vida? ¿y a un padre? ¿y a una esposa?

En estos casos, nos pareciera sencillo tener que comunicar un fallecimiento por accidente, o asumir la noticia de unaenfermedad mortal.
Por todo lo dicho aquí y por mucho más, debemos entender que ninguna persona piadosa y en su juicio cabal, JAMÁS diría nada que pudiera inducir al suicidio.
NUNCA de milnovecientos nunca consideraría una opción esta atrocidad.
Y siempre un ministro de Jesucristo buscará la dirección de Dios para transmitir un mensaje de esperanza en Dios para seguir luchando por los nuestrosmientras cumplimos con la gran comisión…Porque no nos ha dado Dios espíritu de cobardía, sino de poder, de amor y de dominio propio. 2 Timoteo 1:7.

Pero he aquí uno de los prohombres del...