Pauta Reuniones Efectivas
PARA
LA
REALIZACIÓN
DE
REUNIONES
EFECTIVAS.
¿CÓMO
NO
PERDER
TIEMPO
EN
LAS
REUNIONES?
8
abril,
2012Ignacio
Orrego
(PMO2Win)Deja
un
comentarioGo
to
comments
Durante
el
mes
de
febrero
de
1945,
en
las
postrimerías
de
la
Segunda
Guerra
Mundial,
tuvo
lugar
en
el
balneario
de
Yalta,
en
Crimea,
una
conferencia
cumbre
en
que
participaron
los
Jefes
de
Estado
de
los
Estados
Unidos,
Gran
Bretaña
y
la
Unión
Soviética
para
definir,
con
Alemania
y
Japón
ya
prácticamente
de
rodillas, el
status
quo
de
posguerra
y
repartirse
el
botín
de
lo
que
quedaba
de
Alemania
y
los
países
centroeuropeos.
Durante
esos
días
se
llevaron
a
cabo
una
serie
de
tensas
reuniones
que
tenían
por
objeto
“preparar
la
paz”
que
se
avizoraba en
el
horizonte.
No
obstante
la
importancia
del
evento,
tras
la
primera
de
las
históricas
sesiones
el
ministro
de
Guerra
y
Secretario
del
Foreign
Office
británico,
Anthony
Eden
escribió:
“Fue
imposible
siquiera
iniciar
la
discusión
de
los negocios.
Vamos
a
una
conferencia
decisiva
y
hasta
ahora
ninguno
ha
acordado
qué
vamos
a
discutir
o
cómo
vamos
a
manejar
los
temas
con
un
Oso
(Stalin),
que
sin
duda
alguna
sabe
qué
tiene
en
mente”.
Se
cuentan
todo
tipo
de
anécdotas respecto
a
lo
ocurrido
en
el
curso
de
las
deliberaciones
de
Yalta.
Una
de
las
más
sabrosas
afirma
que
Stalin
–el
“Oso”–,
asiduo
bebedor
de
vodka,
intoxicó
a
sus
contertulios
–Roosevelt
y
Churchil–,
brindis
tras
brindis,
con
el
dichoso brebaje…
pero
arreglándoselas
siempre
para
que
su
propia
copa
fuese
llenada
con
agua
para
no
perder
la
cabeza
en
el
curso
del
gallito
de
fuerza
en
que
estaban
engarzados
los
líderes
aliados.
Los
mal
pensados
dicen
que
las
ventajas obtenidas
por
la
URSS
en
la
ocasión
le
deben
no
poco
al
aguardiente
de
las
estepas.
Entre
los
acuerdos
de
Yalta
se
cuentan
la
creación
de
la
ONU
y
la
desmilitarización
y
partición
de
Alemania,
además
de
la
definición
de
las
zonas
de
influencia
a
escala
global
de
las
grandes
potencias.
Es
decir,
en
poco
más
de
una
semana
se
preparó
todo
el
escenario
de
la
guerra
fría.
Evidentemente,
no
todas
las
reuniones
son
así
de
trascendentes
pero
todos
hemos
tenido
sin duda
alguna,
la
ocasión
de
sentirnos
como
el
ministro
Eden
tras
experimentar
la
impotencia
de
no
llegar
a
ninguna
parte
pese
a
perder
horas
de
tiempo
irrecuperable
en
sesiones
de
trabajo
estériles
e
improductivas.
En
efecto,
suele...
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