Pepsi

Páginas: 8 (1987 palabras) Publicado: 12 de diciembre de 2010
Colegio de Bachilleres
Plantel 05 “Satélite”

Ensayo del libro
“Memoria de mis putas tristes”

Materia: Filosofía I
Grupo: 509 T. M.

Semestre: 2010-B
Entrega:
Invierno 2010

Introducción
Gabriel García Márquez nació en Colombia, es una de las figuras más importantes e influyentes de la literatura universal. En este libro cuenta la historia de un viejo periodistaque decide festejar sus noventa años a lo grande, dándose un regalo que le hara sentir que todavía esta vivo: una jovencita virgen y con ella el principio de una nueva vida a una edad en que la mayoría de los mortales están muertos. En el prostíbulo llega el momento en que ve a la mujer de espaldas, completamente desnuda, este acontecimiento cambia su vida radicalmente. Ahora que conoce a estajovencita se encuentra a punto de morir, pero no es por viejo, sino de amor.
Así, Memorias de mis putas tristes cuenta la vida de este anciano solitario, un apasionado de la música clásica, nada aficionado a las mascotas y lleno de manías. Por el sabremos como en todas sus aventuras sexuales (que no fueron pocas) siempre dio a cambio algo de dinero, pero nunca imagino que de ese modo encontraríael verdadero amor.
La nueva novela de Gabriel García Márquez es una conmovedora reflexión que celebra las alegrías del enamoramiento, las desventajas de la vejez y sobre todo lo que sucede cuando sexo y amor se juntan para darle un sentido a la existencia. Nos encontramos ante un relato aparentemente sencillo pero cargado de resonancias, una historia narrada con el excepcional estilo y lamaestría en el arte de contar historias de los que solo es capaz el autor colombiano.

Memorias de mis putas tristes
1
“No debía hacer nada de mal gusto, advirtió el anciano Eguchi la mujer de la posada. No debía poner el dedo en laboca de la mujer dormida ni intentar nada parecido”.

El año de mis noventa años quise regalarme una noche de amor loco con una adolecente virgen. Me acorde de Rosa Cabarcas, la dueña de una casa clandestina que solía avisar a sus buenos clientes cuando tenía una novedad disponible. Nunca sucumbí a ésa ni a ninguna de sus muchas tentaciones obscenas, pero ella no creía en la purezade mis principios. También la moral es un asunto de tiempo, decía, con una sonrisa maligna, ya lo veras.
No tengo que decirlo, porque se me distingue a leguas: soy feo, tímido y anacrónico. Pero a fuerza de no querer serlo he venido a simular todo lo contrario. Hasta el sol de hoy, en que resuelvo contarme como soy por mi propia y libre voluntad, aunque solo sea para alivio de mi conciencia. Heempezado con la llamada insólita a Rosa Cabarcas, porque he visto desde hoy, aquel fue el principio de una nueva vida a una edad en que la mayoría de los mortales están muertos.
Cuando me quede solo, a mis treinta y dos años, me mude a la que fuera la alcoba de mis padres, abrí una puerta de paso hacia la biblioteca y empecé a subastar cuanto me iba sobrando para vivir, que terminó por ser casitodo, salvo los libros y la pianola de rollos.
Nunca hice nada distinto de escribir, pero no tengo vocación ni virtud de narrador, ignoro por completo las leyes de la composición dramática, y si me he embarcado en esta empresa es porque confió en la luz de lo mucho que he leído en la vida.
El día de mis noventa años había recordado, como siempre, a las cinco de la mañana. Mi único compromiso, porser viernes, era escribir la nota firmada que se publica los domingos en El diario de la Paz.
El tema de la nota de aquel día, como no, eran mis noventa años. Nunca he pensado en la edad como en una gotera en el techo que le indica a uno la cantidad de vida que le va quedando. De muy niño oí decir que cuando una persona muere los piojos que incuban en la pelambre escapan pavoridos por las...
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