Pobreza

Nombre: Cahuana Rojas, Ana Cristina Profesor: Ricardo Falla

Un pie cubierto de barro se mezcla con la inmundicia de la basura, con los vómitos y con los animales muertos. Dos costales saturados de plástico se tienden sobre las pistas para colocar ahí lo que sirva. Una bolsa negra es lanzada desde el interior de un auto, apesta; sin embargo, es necesario revisarla. Son lascinco y media de la mañana y la última gota cae sobre el fango y el “Valle Sagrado” de las Lomas de Carabayllo se despierta para hacer lo que siempre hacen: recoger basura.

Un perro dinamitado por la sarna ladra sin cesar ante los trapos y cartones perforados que se tambalean ante el viento desesperanzador. Sus casas están llenas de basura hasta el tope de convertirse en una compañeranecesaria para vivir. La mañana recién se inicia, y tienen que trabajar crudamente por el alimento diario. No hay tiempo para lavarse ni cambiarse, llevan 2 días con la misma ropa y mañana serán tres. Por ahora no hay agua como “para desperdiciarla lavándose”.

Soy reciclador de basura

Unos pasos viejos tratan de ocultar su denigrado oficio. Román sale de su vivienda con una mirada titubeante y unpar de sacos sobre el hombro escondiendo la cara y moviendo sus ojos solo cuando sean necesarios. Camina lentamente con sus yanquis maltrechos entre la neblina, cansado de tanto luchar y partirse el lomo. Su lugar de trabajo lo espera a tan solo 5 cuadras, hoy no hay motivo para llegar tarde, el dinero de su familia está en juego. “Sufro esta vida desde hace 10 años”, dice él.

Aquí, no haycamisa ni corbata que valga, solo sobras de comida, verduras podridas, papeles higiénicos y todo aquello de la cual la gente se asquea. Las moscas comienzan a invadir el cuerpo de Román, empeorando la inmundicia del lugar. Un perro cojo se acerca y comienza a estorbar, Román tiene que pelear por el sustento diario incluso con los animales. “No hay de otra” manifiesta, mientras se inclina pararecoger una botella con leche putrefacta de la cual salía un hedor espantoso.

De madre a hija, el mismo oficio

Unos metros más allá, en la esquina del mercado, un camión descarga una montaña de desperdicios, que una niña remueve, expuesta al peligro de pincharse con agujas o cortarse con vidrios rotos, pero que sabe muy bien que es la única forma de ayudar a su madre a sostener el hogar."Una vezme corté y se me reventaron las venas, tuve que coger cualquier trapo de la basura para cubrirla", cuenta Carol, mientras recoge dos pequeñas jeringas sin agujas, provenientes de los desechos del hospital.

La pequeña, de ocho años, no recuerda desde cuándo ayuda en esa tarea a su mamá. Ya que desde que ella era una bebé, su madre se vio obligada a dedicarse al reciclaje de basura, al quedarsesola después de que su esposo fue encarcelado por tráfico de drogas. “No hay otra alternativa, tenemos que comer, tenemos gastos, yo también sufro no solo ella”, dice María, la madre de Carol, sin sacar las manos de las frutas desintegradas que hay. Hoy no le dio la gana de ponerse los guantes.

De pronto, un asqueroso roedor sale de las bolsas revisadas por Carol, quien comienza a temblardesesperadamente, en sus ojos se siente la desesperación por despegarse de un mundo que no le corresponde. Sus sueños se deterioran con cada acontecimiento, con cada infección recibida, con cada mancha impregnada en su cuerpo, con la suciedad de sus uñas y de su cabello y con la negativa de su madre ante el cambio, y hora tendrá que lidiar con el cadáver de un perro que yace descompuesto.Trabajo en mi casa

Una capa de humo envuelve el lugar, es la casa de las hermanas Katy y Perla, en medio de la fetidez que emana una pila de basura quemada, hurgan con sus pequeñas manos entre cúmulos de desechos en busca de botellas de plástico o vidrio para reciclar, en una de las peores postales de la pobreza que manifiesta el Perú. Ellas trabajan en la parte trasera de su casa, lejos de las...