poesia
Recuerde el alma dormida,
avive el seso e despierte
contemplando
cómo se pasa la vida,
cómo se viene la muerte
tancallando;
cuán presto se va el placer,
cómo, después de acordado,
da dolor;
cómo, a nuestro parecer,
cualquier tiempo pasado
fue mejor.
Nuestras vidas son los ríos
que van a dar en la mar,
queel morir;
allí van los señoríos
derechos a se acabar
e consumir;
allí los ríos caudales,
allí los otros medianos
e más chicos,
allegados, son iguales
los que viven por sus manos
e losricos.
Este mundo es el camino
para el otro, que morada
sin pesar;
mas cumple tener buen tino
para andar esta jornada
sin errar.
Partimos cuando nascemos,
andamos mientras vivimos,
ellegamos
al tiempo que fenecemos;
así que cuando morimos,
descansamos.
Los placeres e dulzores
de esta vida trabajada
que tenemos,
non son sino corredores,
e la muerte, la celada
en quecaemos.
Non mirando a nuestro daño,
corremos a rienda suelta
sin parar;
desde que vemos el engaño
y queremos dar la vuelta
no hay lugar.
Esos reyes poderosos
que vemos por escrituras
yapasadas
con casos tristes, llorosos,
fueron sus buenas venturas
trastornadas;
así, que no hay cosa fuerte,
que a papas y emperadores
e perlados,
así los trata la muerte
como a los pobres pastoresde ganados.
Aquel de buenos abrigo,
amado, por virtuoso,
de la gente,
el maestre don Rodrigo
Manrique, tanto famoso
e tan valiente;
sus hechos grandes e claros
non cumple que losalabe,
pues los vieron;
ni los quiero hacer caros,
pues que el mundo todo sabe
cuáles fueron.
Después de puesta la vida
tantas veces por su ley
al tablero;
después de tan bien servida
lacorona de su rey
verdadero;
después de tanta hazaña
a que non puede bastar
cuenta cierta,
en la su villa de caña
vino la Muerte a llamar
a su puerta,
diciendo: "Buen caballero,
de...
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