Postmodernitat
Páginas: 25 (6186 palabras)
Publicado: 29 de octubre de 2010
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Joan Pipó Comorera / Malentendidos postmodernos
MALENTENDIDOS POSTMODERNOS
JOAN PIPÓ COMORERA
Se cumplen ya 25 años de la aparición en otoño de 1979 de la obra La condición postmoderna. Un informe sobre el saber. Este libro de Jean-François Lyotard quedó asociadoal arranque de aquella famosa polémica que fue calificada como el gran debate filosófico de la década de los 80 y que permitió escenificar un espectacular enfrentamiento entre los partidarios de encarar el presente en términos postmodernos y los que defendieron la necesidad de seguir haciéndolo en términos de modernidad “en construcción”. En estos momentos de aniversario puede entonces resultartentador plantearse si por casualidad el viento que ha soplado en esos últimos 25 años ha conseguido llevarse para siempre aquella designación terminológica con la que Lyotard quiso hablar de una determinada y particular sensibilidad contemporánea. Y lo cierto es que en las conversaciones culturales que se mantienen hoy en día tanto el vocablo “postmoderno” como sus derivados “postmodernidad” y“postmodernismo” siguen siendo todavía unas palabras muy a menudo pronunciadas. Sobre todo si se tiene en cuenta que en ese capítulo hay que sumar
Una versión reducida del presente artículo fue publicada en el suplemento “Culturas” del diario La Vanguardia del 13-10-04 bajo el título “La confusión posmoderna”.
© La Central 2004
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Joan Pipó Comorera / Malentendidospostmodernos
los usos neutrales o fríos, los apologéticos o eulógicos, y también los peyorativos o dislógicos, que son por cierto una buena mayoría. Por tanto, hay que empezar por reconocerle un cierto éxito a aquella especie de operación publicitaria que Lyotard realizó en La condición postmoderna, cuando dio en afirmar que el término “postmoderno” acuñado por algunos sociólogos y críticosamericanos podía muy bien servir para aproximarse al estado presentado por la cultura después de las transformaciones experimentadas por la literatura, la ciencia y las artes desde finales del siglo XIX. Aunque también es verdad que siempre que un filósofo amable, como era este claramente el caso de Lyotard, se aviene a incorporar también él, a publicitar y a redefinir a su manera un término que habíasido recurrentemente empleado durante el “Simposio internacional sobre la performance postmoderna” celebrado en Milwaukee el año 1976, puede ocurrir perfectamente que la consecución de esa gran divulgación venga también acompañada de un fenómeno de progresiva difuminación de la particular y nueva modulación que Lyotard intentó dar a aquel neologismo que Ihab Hassan y otros participantes en aquelencuentro le dictaron al oído. Máxime si se tiene en cuenta que, si bien el autor de La condición postmoderna recordó en este libro que el término “postmoderno” estaba siendo utilizado por sociólogos y críticos americanos, lo cierto es que no los conocía a todos. Por ejemplo, no contemplaba en absoluto lo que estaba haciendo en aquellos momentos Charles Jencks con la idea y concepto de unaarquitectura postmoderna que, impulsada desde la década de los 60 por figuras como las de Robert Venturi, Michael Graves o Aldo Rossi, pero también por los integrantes de la Escuela de Barcelona, se habría a su juicio afianzado en el panorama arquitectónico contemporáneo cuando el derribo en el año 1972 de unas viviendas sociales diseñadas por Minoru Yamasaki siguiendo las premisas del Movimiento Modernopermitía certificar “la muerte de la Arquitectura Moderna”. Y hay que notar que esta desatención desempeñó un cierto papel en la
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formación de la estruendosa querella entre modernos y postmodernos que terminó por acaparar las páginas de los sucesos filosóficos durante toda la década de 80, pues...
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MALENTENDIDOS POSTMODERNOS
JOAN PIPÓ COMORERA
Se cumplen ya 25 años de la aparición en otoño de 1979 de la obra La condición postmoderna. Un informe sobre el saber. Este libro de Jean-François Lyotard quedó asociadoal arranque de aquella famosa polémica que fue calificada como el gran debate filosófico de la década de los 80 y que permitió escenificar un espectacular enfrentamiento entre los partidarios de encarar el presente en términos postmodernos y los que defendieron la necesidad de seguir haciéndolo en términos de modernidad “en construcción”. En estos momentos de aniversario puede entonces resultartentador plantearse si por casualidad el viento que ha soplado en esos últimos 25 años ha conseguido llevarse para siempre aquella designación terminológica con la que Lyotard quiso hablar de una determinada y particular sensibilidad contemporánea. Y lo cierto es que en las conversaciones culturales que se mantienen hoy en día tanto el vocablo “postmoderno” como sus derivados “postmodernidad” y“postmodernismo” siguen siendo todavía unas palabras muy a menudo pronunciadas. Sobre todo si se tiene en cuenta que en ese capítulo hay que sumar
Una versión reducida del presente artículo fue publicada en el suplemento “Culturas” del diario La Vanguardia del 13-10-04 bajo el título “La confusión posmoderna”.
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los usos neutrales o fríos, los apologéticos o eulógicos, y también los peyorativos o dislógicos, que son por cierto una buena mayoría. Por tanto, hay que empezar por reconocerle un cierto éxito a aquella especie de operación publicitaria que Lyotard realizó en La condición postmoderna, cuando dio en afirmar que el término “postmoderno” acuñado por algunos sociólogos y críticosamericanos podía muy bien servir para aproximarse al estado presentado por la cultura después de las transformaciones experimentadas por la literatura, la ciencia y las artes desde finales del siglo XIX. Aunque también es verdad que siempre que un filósofo amable, como era este claramente el caso de Lyotard, se aviene a incorporar también él, a publicitar y a redefinir a su manera un término que habíasido recurrentemente empleado durante el “Simposio internacional sobre la performance postmoderna” celebrado en Milwaukee el año 1976, puede ocurrir perfectamente que la consecución de esa gran divulgación venga también acompañada de un fenómeno de progresiva difuminación de la particular y nueva modulación que Lyotard intentó dar a aquel neologismo que Ihab Hassan y otros participantes en aquelencuentro le dictaron al oído. Máxime si se tiene en cuenta que, si bien el autor de La condición postmoderna recordó en este libro que el término “postmoderno” estaba siendo utilizado por sociólogos y críticos americanos, lo cierto es que no los conocía a todos. Por ejemplo, no contemplaba en absoluto lo que estaba haciendo en aquellos momentos Charles Jencks con la idea y concepto de unaarquitectura postmoderna que, impulsada desde la década de los 60 por figuras como las de Robert Venturi, Michael Graves o Aldo Rossi, pero también por los integrantes de la Escuela de Barcelona, se habría a su juicio afianzado en el panorama arquitectónico contemporáneo cuando el derribo en el año 1972 de unas viviendas sociales diseñadas por Minoru Yamasaki siguiendo las premisas del Movimiento Modernopermitía certificar “la muerte de la Arquitectura Moderna”. Y hay que notar que esta desatención desempeñó un cierto papel en la
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