problema

“¡Pero si ni siquiera se lo han leído!”1
David W. Rosenthal
Miami University
Dan Richardson se enfadó y tiró su material de clase al suelo de la sala de profesores, se fue directo a la inevitable cafetera, e inició una agitada descripción del rendimiento mediocre de su clase de marketing estratégico de las 8:00 de la mañana. Su colega, Jack Westin, le escuchaba educadamente, aparentando estarde acuerdo.
“¡No me lo puedo creer! Estamos ya en la quinta semana del semestre y la clase de hoy ha sido la peor de todas. El caso práctico no es tan complicado, y nos pasamos toda la sesión anterior comentando los problemas de fondo. Les puse una tarea muy específica para casa, en la que tenían que identificar los mercados objetivo y calcular las cifras que demostrasen cómo iba la empresafinancieramente. “¡Pero si ni siquiera se lo han leído!” Al principio de la clase, pregunté qué públicos objetivo habían identificado, y todos se quedaron callados. ¡Y había usado casi las mismas preguntas que les di para que prepararan el caso!”
“He tenido que sacarles las palabras con sacacorchos. Era obvio que no se habían molestado en reflexionar sobre el caso, y eso que tuvieron tiempo de sobra ytodo el material de la clase anterior. No me importa que tengan problemas con las cifras; eso es casi de esperar. Pero que ni siquiera intenten hacer ellos los cálculos… ¡No tienen excusa!”
“¡Tendría que haberme largado de clase! Tendría que haber parado a los cinco minutos y decirles que me estaban haciendo perder el tiempo, y haberme ido. Es lo que me enseñaron en el curso de pedagogía deldoctorado. Yo he estado en el otro lado, y ¡vaya si funciona! Pero no, yo voy y se lo doy masticado. No me lo puedo creer. Simplemente seguí peleando durante toda la clase, cada vez más enfadado, hasta que… Aaagh!”
Westin sonrió con gesto de compasión ante la amargura de su compañero. Él había pasado por lo mismo y sabía lo frustrante que podía llegar a ser. Animó a Richardson a “no rendirse,” y ledijo: “Si alguien sabe cómo ponerlos en su sitio, ese alguien eres tú.” Mientras echaba en la taza el poco café descafeinado que quedaba, y de camino a su clase de las 9:30, Richardson se preguntaba si realmente sabría cómo salir de ésta.
Antecedentes del caso
Dan Richardson era profesor titular de Marketing en Deerfield, una universidad del medio oeste con larga tradición en formaciónuniversitaria. Deerfield había sido una de las primeras universidades fundadas al oeste de las trece colonias originales y había conservado hasta el momento una excelente reputación académica. Con frecuencia se la citaba como una de las mejores opciones universitarias en Estados Unidos, tanto por la calidad de sus programas académicos como por el bajo costo de los derechos de matrícula. Deerfield formabaparte del sistema universitario estatal y el precio de la matrícula, en sus modalidades para residentes y no residentes del estado, resultaba
1 Copyright © 2006 David W. Rosenthal.
asequible para los aproximadamente 16,000 estudiantes que se matriculaban en sus programas de licenciatura. Deerfield estaba ubicada en una comunidad rural, aproximadamente a una hora en coche de la ciudad importantemás cercana.
Era bien sabido que la misión de la institución era “la excelencia en las carreras de letras”. Sin embargo, un veinte por ciento de los estudiantes de la Universidad de Deerfield se matriculaba en la business school. Empezaban con cursos de letras el primer año, pasaban a contabilidad, economía, y estadística el segundo año, a un núcleo de cursos básicos de empresa en el tercero, y auna especialización el cuarto año. La business school reflejaba la misión de la universidad en cuanto a su enfoque en las licenciaturas universitarias.
Casi todos los estudiantes eran “tradicionales.” Asistían a clase con dedicación exclusiva, se licenciaban en cuatro años, y vivían en el campus o sus alrededores. El estudiante típico procedía del medio oeste, era de clase media-alta y figuraba...