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XX
EL INGENIOSO HIDALGO
DON QUIJOT
DE LA MANCHA
COMPUESTO POIl
M'GUEL DE CERVANTES SAAVEDRA
Edición ilustrada
con 318 dibujos de ISI. Ang-el^ grabados por Ccirretero,
Sanipietro y Santamarin.
MADEID
SATUfllSriNO CALLEJA FERNANDEZ
Calle de Valencia, núm. 28.
, , . , C;9,sa edltpri^t fundads^ ela{ío1876._
Mí;:
Reservados, los áeredios
de propiedad artística.
íiadrid.— Imprenta de BorÍBÍl» Teodoro, Glorieta do S»ot« María de ia Ctóeea. 1.
Marqués de Gibraleón, Conde de Benalcázar, y Bañares, Vizconde de la
Puebla de Alcocer, Señor de las Villas de Capilla, Curie Burguillos.
O// íe aei ímefi acoat^mefito u rutnrtí, tjiie /ntcc. ^ uc.it¿/-a Of.fre-ienciii tí totia traerte- ac lii>i-0,i, contó pit'ftcu>f tan uicltitttao á favo-
recer iii^ luie/ntA artcA, iittiuotyuente- lu^ iiiie- por ,iic nahieta no- ^c-
aottten al itert>ú:Kt u ara/i/e/t'aj a«l \'uíti(), /te deleriitúiatlo tie- ¿tacar
á /ut el IngenioHO Hldal^ Don lieAííeñartí la. eorteJací tie- ta/v nu/ntJae iteri'ccto.
prOloqo
rrí-x ESOCUPADO lector: Sinjuramento me ]>odrás creer (jue (juisiera
(|ue este libro, como hijo del entendimiento, fuera el más her-
moso, el más ,iíallardo y más discreto que pudiera imaginarse;
T^ pero no he podido yo contravenir al orden de naturaleza, que
en ella cada cosa engendra su semejante. Y así, ¿qué podía engendrar
el estéril y mal cultivado ingenio mío, sino la historia de un hijo seco,
avellanado,antojadizo, y lleno de pensamientos varios y nunca imagina-
dos de otro alguno, bien como quien se engendró en una cárcel, donde
toda incomodidad tiene su asiento y donde todo triste ruido hace su lia-
hitación? El sosiego, el lugar apacible, la amenidad de los campos, la°se-
renidad de los cielos, el murmurar de las fuentes, la quietud del espíritu,
son grande parte para que las musas másestériles se muestren fecun-
das y ofrezcan partos al mundo que le colmen de maravilla y de con-
tento. Acontece tener un padre un hijo feo y sin gracia alguna, y el
amor que le tiene le pone una venda en los ojos para que no vea sus-
faltas; antes las juzga por discreciones y lindezas, y las cuenta á sus-
amigos por agudezas y donaires. Pero yo, que, aunque parezco })adre,
soy padrastrode Don Quijote, no quiero irme con lá corriente del usó,
ni supKcarte casi con las lágrimas en los ojos, como otros hacen, lectoi-^
PROLOGO
-c-arísimo, que perdones ó disimules las faltas que en este mi hijo vieres;
porque ni eres su pariente ni su amigo, y tienes tu alma en tu cuerpo y
tu libre albedrío como el más pintado, y estás en tu casa, donde eres se-
ñor della, comoel rey de sus alcabalas, y sabes lo que comúnmente se
dice, que debajo de mi manto al rey mato (todo lo cual te exenta y hace
libre de todo respeto y obligación), y así, puedes decir de la historia
todo aquello que te pareciere, sin temor á que te calunien por el mal ni
te premien por el bien que dijeres della.
Sólo quisiera dártela monda y desnuda, sin el ornato de prólogo, ni
dela inumerabilidad y catálogo de los acostumbrados sonetos, epigra-
mas y elogios que al principio de los libros suelen ponerse; porque te sé
decir que, aunque me costó algún trabajo componerla, ninguno tuve por
mayor que hacer esta prefación que vas leyendo.
Muchas veces tomé la pluma para escribilla, y muchas la- dejé, por
no saber lo que escribiría; y estando una suspenso, con elpapel delante,
la pluma en la oreja, el codo en el bufete y la mano en la mejilla, pen-
sando lo que diría, entró á deshora un amigo mío , gracioso y bien en-
tendido, el cual, viéndome tan imaginativo, me preguntó la causa; y
no encubriéndosela yo, le dije que pensaba en el prólogo que había
de hacer á la historia de Don Quijote, y que me tenía de suerte
•que ni quería hacerle, ni...
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