¿Qué nos perturba de la Historia?

¿Qué nos perturba de la Historia?

Cuando el zoólogo enfrenta su objeto de estudio puede sentirse tranquilo, nervioso, frío, apasionado, fascinado o normal…, sencillamente trabajando.

Cuando el matemático analiza sus ecuaciones o intenta un modelo descriptivo, puede incluso dejarse llevar por la seducción de aquello que ama hacer. Pero su espíritu está en calma.

Y así sucede concualquier científico abocado a su quehacer. Su inquietud emocional está en relación a su compromiso personal, a su carácter, a su naturaleza y actitud frente a aquello que reclama su atención y trabajo.
Pero esto no perturba básicamente su mente…, su alma.

Salvo a aquél que enfrenta la Historia.

Y esto es así porque el objeto de estudio de la Historia ( que es la historia…) tiene una carga dela que están exentos los demás campos del saber: una carga ética.

Analizar los hechos protagonizados por la sociedad nos lleva, casi invariablemente, a la realización de un juicio moral. Y no pocas veces, a tomar un lugar frente a las eventuales partes que protagonizaron los hechos.

Con más razón desde las miradas históricas más recientes, desde los enfoques socializados y desde losdialécticos. La “humanización” de la Historia, permitiéndose una tal calificación, cambia absolutamente la posición del científico frente a su ciencia.

En la consciencia fuertemente imbuida de positivismo de los que hoy consideramos hacedores de una Historia demodé, existía sin duda una búsqueda del espíritu objetivo que concebían indispensable para un análisis metodológicamente apto de serconsiderado “científico”. Pero también con seguridad puede suponerse que subyacía subconscientemente la concepción de esa posibilidad de tomar partido. Y no pocas veces, cediendo a sus emociones, una activa subjetividad disfrazada de método.

Hoy sucede casi lo contrario: No existe ya el prejuicio que impedía reconocer la mirada subjetiva; pero sin embargo se pretende dar a la misma una connotaciónde generalidad, de artículo genuino y válido, de corrección moral. Y se intenta lograr ese status a través del consenso que encuentra -o puede encontrar- el juicio personal.

La “objetividad” se busca no ya en el parámetro de la autoridad de las fuentes, o en su inmaculada génesis…, sino en el apoyo mayoritario de las opiniones.
Realmente éste y no otro es el verdadero fenómeno de“democratización” que afecta a algunas ciencias. Y en el caso de la Historia, mucho más profundamente, porque el criterio mayoritario que se sustenta, es de orden ético.

El autor actual no sólo juzga como “bueno o malo” al suceso objeto de su estudio; sino que pretende justificar su legitimidad metodológica en el consenso que ese juicio haya obtenido o logre obtener.

Así, algunos irán construyendo unaHistoria de lo que la mayoría piensa que sucedió, quitándole la posibilidad -y la libertad- al individuo, como integrante de la sociedad, de ejercer su propio criterio y juicio moral frente a los hechos.

La enorme influencia de este criterio y su práctica está definiendo profundamente la visión que la sociedad actual tiene de la Historia. Como si los hechos fueran el argumento de unanovela, y su convalidación debiera encontrarse en la aceptación por parte de los lectores. Podría decirse que el ímpetu ético del Historiador actual no sólo está puesto en su pretensión de ser útil para la transformación del futuro, sino que, de hecho, está pretendiendo cambiar el pasado. Inconscientemente, claro.


La satisfacción moral

En este contexto, la Historia cobra una dimensión que sibien es propia de esta época, no tiene mucho de original: la de servir a la consciencia moral de una parte de la sociedad. La parte dominante; la que determina cuál es, entonces, la “Historia Oficial”.

Y del mismo modo en que el relato e interpretación de los hechos del pasado sirvieron oportunamente para confirmar los valores y deseos de quienes manejaban el poder, hoy el esquema se...