Reflexiones

Tommi

Su familia, algunos vecinos del barrio, maestros, compañeros de escuela y juegos de ese 6º grado B que está cursando esperan novedades en los pasillos del hospital. Tristes, murmuran y rondan la sala de terapia intensiva, a donde acaban de internarlo de urgencia.
¿A quién? A Thomas Martínez, Tommi, como lo llaman sus padres y hermanos. – “que mala suerte… Pobre pibe…” – “Comentan loschicos…”-“Me pregunto qué van a hacer en su casa si pasa lo peor…” – “No los mantendrá a todos, pero si no fuera por el…” – “¿Cómo se las van a arreglar?...”-
Entretanto, en la mente de tommi (aunque ni los médicos lo adivinen) se arremolinan sentimientos, sensaciones, pensamientos en caótica alternancia y recuerdos. Sobre todo unas frases que no pudo decirle a ninguno y que se reiteraninstantáneas, fugaces de tanto en tanto: -“No, no lo hice a propósito… fue un accidente… ¡Papá, si me salvo… no me pegues, por favor!... se buenito… ¡no me pegues papá!
Desde chiquito lo supo. Cuando empezaba a dar los primeros pasos en el patio de casa trasero, y alguno de sus hermanos mayores lo confinaba dentro de un banco puesto patas para arriba, a modo de un carrito poco funcional. Así no iba amolestar deambulando de aquí para allá toqueteándolo todo. Así se quedaba tranquila la mamá mientras se ocupaba de sus cosas.
Mamá, ¡si que tenía que arremangarse para llevar adelante el hogar! Casi sola como se encontraba, con trabajos de lavado de ropa y de costura, por lo que apenas si ganaba lo indispensable para que sobrevivieran. Con el padre no se podía contar, pegado a la botella de vino todo eldía; cada dos por tres suspendido de la fábrica en la que era operario. Si no lo echaban era porque les daba lástima la familia.
Los hermanos de Tommi… la banda de los “abre-cierra puertas”, como les decían, a Rulo y a Pepo ya que en esa tarea transcurrían de Enero a Enero para juntar algo de dinero. Rulo en la estación de trenes de retiro y Pepo junto al Servicio Internacional de Encomiendas,cercano al puerto de Buenos Aires. Trataban de imponerse a los pasajeros que subían o bajaban de taxis o remises, para con una mano abrirles la puerta y con la otra reclamar la consabida propina por ese servicio que nadie solicitaba y que a la mayoría de la gente le producía fastidio.
Inútiles habían sido (y eran) las charlas de la madre con ellos para convencerlos de que terminen la primaria; yaque asumieron el ejemplo del padre, que los consideraba sus “compinches”. Era común que en sus incoherencias de borracho les aconsejara imitarlo: -“¿Alguna vez pasamos hambre?”- les decía. “Tommi es el ingenuo, cree que por cumplir con la escuela y hacerle de sirviente al malandra del carnicero va a llegar a ministro ¡Ja!... Me salió medio marica el negro… pero, si por lo menos se quedara acá,ayudando a la madre, en lugar de perder el tiempo con esos libros… ¿de qué carajo le van a servir?; ¡que rabia me dio cuando nació este condenado!, después de todo lo que aposte, convencido de que era mujer, ¡ni ese gusto me dio el cabroncito!... si es como para despellejarlo a cinturonasos…”
Tommi acostumbraba a escuchar en silencio los injustos insultos de su padre; que en reiteradas ocasiones,esas amenazas se convertían en una dolorosa realidad. Incluso, debía tragarse el dolor que le causaban, para que la madre no interviniera y le pegara a ella también.
El remolino de recuerdos sigue girando en la mente de Tommi. De acuerdo con el último parte médico, tiene escasas posibilidades de recuperación. Y si se muere ¿qué?..., ¿será más triste que haber nacido?, ¿más duro que vivir?; y lasbofetadas que… “porque estoy nerviosa tommi ¿no ves?”, le propinaba su madre cuando no se atrevía a discutir con su marido, para que no la moliera a puñetazos. O las burlas hirientes de Pepo, cuando Tommi le aseguraba que iba a estudiar en la UBA. Y… Y… Y… Demasiadas para una criatura como él.
Tommi es sensible, tiene miedo y mucho. ¿Y si opinan que no fue un accidente?, ¡la paliza que le...