Religiones del africa negra
del
África
Negra.
Los
diversos
cultos
africanos
están
tan
fragmentados
como
sus
etnias:
hay
rasgos
religiosos
comunes
en
los
grupos
mayores
(por
ejemplo,
la
cultura
yoruba
en
África
occidental
o la
bantú
en
África
oriental),
pero
también
encontramos
características
propias
en
las
numerosas
tribus
de
cada
zona.
Existieron
grandes
imperios
religiosos
(Songay,
Malí),
pero
la
ausencia
de
textos
o
de
doctrinas
unitarias
impide
una contemplación
unitaria
del
fenómeno
religioso
africano.
Debe
destacarse
la
influencia
de
otros
credos,
que
en
algunos
casos
consiguieron
desplazar
las
creencias
nativas:
el
islam
y
el
cristianismo
se
propagaron
por
gran
parte
del
continente.
En
África el
animismo
se
encuentra
en
su
versión
más
compleja
y
acabada,
siendo
así
que
incluye
el
concepto
de
Magara
o
fuerza
vital
universal,
que
conecta
a
todos
los
seres
animados,
así
como
la
creencia
en
una
relación
estrecha
entre
las
almas de
los
vivos
y
los
muertos.
La
carencia
de
un
lenguaje
escrito
tuvo
como
consecuencia
probable
la
despreocupación
de
los
africanos
por
lo
teórico:
la
tradición
oral
está
mucho
más
apegada
a
lo
que
los
seres
humanos conocen,
por
lo
que
las
formas
de
religión
de
esta
parte
del
mundo
no
son
aficionadas
a
la
reflexión
abstracta
o
a
las
doctrinas
rígidas.
Si
no
existe
un
texto,
difícilmente
puede
asentarse
una
doctrina;
por
ello,
en
el África
Negra
las
creencias
evolucionan
con
el
mundo
que
rodea
a
quienes
las
profesan:
las
relaciones
entre
los
miembros
de
la
tribu,
la
naturaleza,
los
fenómenos
naturales...
Pero
todos
estos
cultos
tienen
un
denominador
común,
una
creencia que
engloba
el
presente,
el
pasado
e
incluso
el
futuro
del
grupo:
el
culto
a
los
antepasados.
La
presencia
de
dioses
en
las
religiones
africanas
a
menudo
no
tiene
mayor
sentido
que
justificar
la
existencia
de
fuerzas
cósmicas
que
rigen el
universo,
pero
en
general
apenas
incide
en
la
vida
en
común:
los
dioses
viven
apartados
de
los
hombres,
y
éstos
sólo
se
acuerdan
de
ellos
en
las
grandes
ocasiones,
pero
tienen
alguien
en
quien
confiar
en
su
vida
cotidiana:
los...
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