Reseña Literaria

Una mirada sobre la novela Sombras Nada Más, de Luis Benítez

¡Sombras, nada más,
entre tu vida y mi vida...
Sombras, nada más,
entre mi amor y tu amor!

Si convenimos en que un título suele ser una condensación que, como un golpe de luz, deja ver en un instante lo esencial de aquello que intitula, entonces Sombras Nada Más, de Luis Benítez, no escapa a esta convención. Mucho menos sidebajo del título leemos, entre paréntesis “(UNA NOVELA DEL PERONISMO MÁGICO)”.
Porque…¿ qué otra cosa es lo mágico sino un juego de luces y sombras que alimenta nuestras ilusiones y esperanzas, esas fuerzas insensatas que nos hacen ser lo que somos, construir el mundo que habitamos, disfrutarlo y padecerlo, para bien y para mal?
Si nos detenemos en la tapa, nos atenemos al título de la novela y albreve subtítulo consignado entre paréntesis, no se puede dudar que se trata de temas absolutamente argentinos (más allá del origen rioplatense del tango que compartimos, con fraternal rivalidad, argentinos y uruguayos).
Si vamos a la precisa y justa contratapa, se nos habla de un punto de singularidad histórico (la muerte de Eva Perón), de dos momentos de la historia argentina reciente en losque se plantean y definen las instancias medulares en que se desarrolla la doble tragedia: la íntima, la de los personajes con sus brillos y grisuras, valores y dublé , la vieja y mentada picardía criolla (fronteriza con el delito), un tiempo que ya es recuerdo; y la del contexto, el telón de fondo, la pasión peronista (la de sus simpatizantes, fanáticos y defensores y las de sus adversarios,enemigos y detractores). La primera de carácter universal y singular, la de los personajes en tanto humanos y por ende más proclive a la identificación del lector; la otra, de carácter local y genérica, de orden social-histórica, más accesible para el lector argentino (y factor de identificación también), por tratarse de la pasión política que ha modelado (y sigue haciéndolo) a la Argentina de losúltimos 70 años. Es en este sentido que la tragedia es doble: el territorio de las dos pasiones, eso que los griegos ponían, en el sujeto humano y en los pueblos, al capricho de los dioses.
En cuanto a la novela en sí: un cantante de tangos bien entonado, sus amores y desencuentros (un sujeto trágico argentino, del paradigma gardeliano); un pintor oscuro, taciturno, furiosamente antiperonista; unpragmático locutor, pintón, farsante y sobrador; un sujeto extraño y descreído de todo (el narrador), unas chicas también “de aquellos tiempos” donde la independencia de la mujer comenzaba a transitar su camino entre conductas todavía marcadas por hábitos de años. Hermoso y trágico despliegue de sentires, pasiones y costumbres, de sentimientos complejos, de valores de amistad y acuerdos deconveniencia. La búsqueda (del amor o la venganza o lo que sea), ese fin en sí mismo, como máquina de movimiento para personajes detenidos en su presente (creyendo tal vez que para siempre) mientras por fuera los atropella la historia que los hace otros y ellos permanecen convencidos de que son los mismos; y de algún modo lo son, o lo consiguen, con una muerte heroica, por caso. Y la vida gris entre tanto,ese color arrasador, la perspectiva de la mediocridad como futuro y la salida salvadora, el golpe mezcla de suerte y picardía, esa torsión tan argentina.
Un párrafo aparte para el trabajo narrativo de Benitez, que más con meticulosa investigación que con recuerdos (dada su edad) reconstruye, tanto fiel como míticamente, la “era” del relato: “El Justicialista”, el auto argentino producto de la(por aquellos años) pujante industrialización peronista, los lugares y comercios de la época, las vestimentas, el espacio radial que tanto marcó la comunicación en Argentina hasta bien entrados los 60 y parte de los 70 y, fundamentalmente, el lenguaje, ese animal inasible y cambiante que alumbra con igual facilidad como sepulta en el olvido, giros y términos del habla cotidiana y popular. Y Luis...