Revolucion Cubana

cuRevolución y cultura: el caso cubano. Una revisión histórica desde la música

Por: Alejandro Alzate Méndez, M.A. en literatura colombiana y latinoamericana, Universidad del Valle.

Bien han referido los historiadores y estudiosos de la música afro caribeña que Cuba fue, por excelencia, el epicentro de ésta durante los años cincuenta. Para entonces Nueva York se había alejado de esa primerainfluencia cubana a raíz de los primeros matrimonios jazzísticos y el reto para los demás países aportantes a la consolidación de la sonoridad afro latina sería superar lo hecho en la Isla o, en su defecto, lo realizado en Puerto Rico y Venezuela. La explosión de epicentros del goce, que después sufrirían con el advenimiento del régimen Castrista, consolidó el dispositivo perfecto mediante el cualla música cubana se hizo masiva, por qué no excluyente, y exquisita en términos del consumo de turistas adinerados que veían en Cuba el patio de recreo predilecto “Los americanos siempre se han caracterizado por ver el mundo que queda más allá de sus fronteras a su propio antojo, nunca como ese mismo mundo es realmente. Cuba, entonces, no era más que una palmera bajo la cual una hermosísimamulata le ofrecía ron a un blanco americano que gozaba de la vida y también- ¿por qué no? –de la misma mulata. Cuba era el Tropicana y los casinos. Pero más nada. Por eso cuando la revolución se declara comunista, y Kennedy, después de lo de Bahía Cochinos, la considera el primer enemigo de los Estados Unidos, la imagen de ese paraíso turístico tiene que ser volteada de manera radical. Y para sustituira Cuba –y a su música-, acude al Brasil, un país que ahora modificaba la Samba en la Bossa Nova, un estilo complaciente para que los cantantes americanos dijeran las mismas cosas de siempre.1” Sitios como el tradicional Palladium Ball Room, el Blen blen Club y el Tropicana se consolidaron como los principales espacios para que la música cubana, al margen de lo popular, alcanzara su máximo puntode perfección técnica y estilística pues ofrecían espectáculos que no tenían nada que envidiar a los mejores de París o Montecarlo2. Situación ésta que se facilitó con la dictadura del general Batista, “Y es que Cuba, viviendo de la farra batistiana, permitía el cultivo de las más diversas manifestaciones y estilos. La influencia de las charangas de la década anterior- Melodías del 40, la Ideal,Belisario López, pero, fundamentalmente, Antonio Arcaño y sus maravillas-, se prolongaba ahora en la euforia que había desatado Enrique Jorrín, violinista y directos de la Orquesta América, con su nuevo ritmo del cha cha chá. Ritmo que encontraría su plenitud en José Fajardo y
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Rondón, César Miguel. El libro de la salsa. Crónica de la música del Caribe urbano. Página 20. Según ArgelioSantiesteban, autor entre otros libros de El habla popular cubana de hoy, los estadounidenses aprendieron en Cuba el arte de diseñar los grandes shows cabareteros, pues sólo conocían el montaje de números unipersonales entorno a figuras como Frank Sinatra o Nat King Cole. Martínez, Orejuela Adriana. El son no se fue de Cuba. Claves para una historia 1959-1973. Ediciones ACS. Página 31.

sus estrellasy, sobre todo, la extraordinaria e importantísima orquesta Aragón de Cienfuegos.”3 Así, y en medio de la avalancha de posibilidades sonoras, Cuba se convirtió en el pulmón musical del Caribe. Ahora, no es cuestión de afirmar que sólo lo hecho ahí poseía ritmos de valía e interés entre los diversos países de la región, se trata, simplemente, de entender que dicho país logró reunir todas lascondiciones necesarias (históricas, sociales y culturales) para convertirse en el centro de la producción sonora del momento; asimismo, es importante enfatizar que Cuba propicio la diáspora del sonido latino en el resto de Hispanoamérica y, ese hecho, en sí, es determinante para que esta música sea común denominador en la región a pesar de las modas, el tiempo y los embustes del comercio. “No se conoce...