Sarrasine

Estaba enterrado en uno de esos sueños profundos que todo el mundo, incluso un hombre frívolo, está sujeto en medio de las fiestas más estruendosa. El reloj en el Elíseo-Borbón Acababan de dar lamedianoche. Sentado en una hendidura de la ventana y oculta tras los pliegues ondulantes de una cortina de seda regado, pude contemplar a mis anchas el jardín de la mansión a la que me estaba pasando lanoche. Los árboles, siendo en parte cubierta de nieve, se esbozaron indistintamente contra el fondo gris formada por un cielo nublado, apenas blanqueados por la luna. Visto a través del medio de esaatmósfera extraña, que dio a luz un vago parecido a espectros descuidadamente envueltos en sus mortajas, una gigantesca imagen de la famosa Danza de la Muerte. Luego, volviéndose en la otra dirección,podría contemplar con admiración a la danza de los vivos! un magnífico salón, con paredes de plata y oro, con candelabros relucientes y brillantes con la luz de las velas. Hay más bella, las mujeresmás ricas de París, portadores de la mayor orgullo los títulos, se movió de aquí para allá, revoloteaban de habitación en habitación en enjambres, majestuoso y magnífico, deslumbrante con diamantes,flores en la cabeza y los pechos, en sus cabellos, esparcidos por sus vestidos o acostado en guirnaldas a sus pies. estremecimientos de luz del cuerpo, los movimientos voluptuosos, hizo la encajes ygasas y sedas remolino de sus gráciles figuras. Espumosos miradas aquí y allá eclipsado las luces y el resplandor de los diamantes, y avivó la llama de los corazones ya la quema demasiado brillantes. Medetectaron importantes movimientos de cabeza para los amantes de las actitudes y repelente para los esposos. La exclamación de la tarjeta de los jugadores en cada golpe inesperado, el tintineo del oro,mezclado con la música y el murmullo de la conversación, y para poner el broche de oro al vértigo de la multitud, intoxicado por todas las seducciones del mundo puede ofrecer, un atmósfera cargada...