Selección poética de manuel acuña

Plum Sykes

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LAS RUBIAS DE
5TH AVENUE

ÍNDICE

Capítulo 1 3
Capítulo 2 14
Capítulo 3 22
Capítulo 4 31
Capítulo 5 54
Capítulo 6 67
Capítulo 7 87
Capítulo 8 105
Capítulo 9 128
Capítulo 10 143
Capítulo 11 158
Capítulo 12 173

Agradecimientos 187

RESEÑA BIBLIOGRÁFICA 188

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Capítulo 1Las rubias de Bergdorf, los exclusivos almacenes neoyorquinos, son algo especial, una de esas locuras de Nueva York. Absolutamente todo el mundo quiere ser una, pero la realidad es que es très difícil. Cuesta creer la dedicación que requiere convertirse en una chica de Nueva York preciosa, de cabello muy rubio, piel perfecta y con una vida increíblemente fantástica. La verdad, todo elloimplica un esfuerzo comparable a aprender hebreo, digamos, o dejar de fumar.
Para comenzar, hay que conseguir el tono de pelo justo. Todo empezó con mi mejor amiga, Julie Bergdorf. Es la última sensación de Nueva York, ya que lo que más se lleva por aquí son las herederas de cadenas de grandes almacenes elegantes, delgadas y rubias. Alguien se enteró de que acudía a la peluquería Ariette deBergdorf desde la universidad para hacerse el color: aparentemente se lo contó a su dependienta personal de Calvin Klein, quien a su vez corrió la voz entre todas sus clientas. En cualquier caso, en ciertos círculos se rumoreó que Julie se retocaba el rubio exactamente cada trece días y de repente todas quisieron tener justo ese rubio de trece días. El cabello no puede ser amarillo, sino muy blanco,como el de Carolyn Bessette Kennedy. Ese es el icono, el cabello al que idolatrar. Caro no es la palabra. Ariette cobra unos 450 dólares por las mechas, si es que consigues cita con ella, lo cual obviamente resulta imposible.
Inevitablemente, la gente cotillea sin cesar sobre la vida de las rubias de Bergdorf. Cada vez que abres una revista o un periódico te encuentras con una nueva noticiasobre el drama romántico o la nueva obsesión de una RB (en este momento son los vestidos con flecos de Missoni). Pero a veces el cotilleo resulta la fuente más fiable de información acerca de ti misma y de tus amigas, especialmente en Manhattan. Como siempre digo, ¿por qué fiarme de moi cuando los cotilleos pueden contarme la auténtica verdad sobre moi?
En cualquier caso, y siempre según losrumores, yo soy una de esas chicas como burbujas de champán —Nueva York es la única ciudad que se preocupa por tener chicas así— que llevan una perfecta vida social, si es que creéis que en eso consiste una vida perfecta. Nunca se lo confieso a nadie, pero a veces, antes de las fiestas, me miro al espejo y veo a alguien que parece sacado de una película como Fargo. He oído decir que casi todas laschicas de Manhattan sufren este acuciante malestar, aunque tampoco lo admitirán nunca. Julie lo pasa tan mal que nunca consigue salir de su apartamento de The Pierre a tiempo para hacer todo lo que tiene que hacer.
Todo el mundo cree que nuestra vida social es la mejor que puedes llevar aquí. La verdad es que, combinada con el trabajo, resulta completamente agotadora; pero nadie se atreve adecirlo por miedo a parecer desagradecida. En Nueva York la gente afirma que «¡todo es fabuloso!» aunque esté tomando Zoloft para la depresión. Sin embargo, tenemos un montón de ventajas; por ejemplo, nunca tienes que pagar por cosas realmente importantes como manicuras y pedicuras, mechas o estrenos. La otra cara de la moneda es que a veces los gorrones causan estragos en tu vida social: créeme, siel hijo de tu dermatólogo no puede entrar en la Episcopal te acosará por teléfono día y noche.
Para poner un ejemplo concreto, el martes pasado fui a casa de mi amiga Mimi, en la Sesenta y tres y Madison, para una fiesta «megainformal» en su piso. Solo una reunión de chicas, había dicho. Había tres camareros por invitado, galletas artesanas de color rosa de la confitería Payard de Lexington...