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EL SENDERO DE ASSAM

Chema Vega

Dedicado a
Vilma y Montse por estar ahí.
Jesús y Emilia por enseñarme su especial y saludable forma de ver la vida.
Giusseppe por su apoyo incondicional en ésta hermosa y, a veces sufrida, vocación.
Karibu por su diversidad.

Las armas son las herramientas de la violencia;
todohombre decente las detesta.
Las armas son las herramientas del miedo;
el hombre decente las evita.

Cuando un país tiene verdadero poder
se vuelve como el mar: todos los ríos fluyen en su busca.

Lao Tzu

CAPÍTULO UNO

Lao Tzudefinió la vida como el sendero, el Tao; afirmó que los antiguos Maestros no intentaban educar a la gente, sino que suavemente enseñaban a no-saber... así cuando saben que nada saben, encuentran su propio camino. El gran Sendero es simple pero la gente prefiere las sendas secundarias, por ello podría decirse que la vida pudo escribirse desde las profundidades de una cueva, tal y como hizo elfilósofo, dando las claves para lograr el armónico viaje, pero hay veces que la misma se antoja oscuridad y comienza a rodar como una gran pelota de avatares inesperados imposibles de controlar. Juegas a una ruleta rusa llena de posibilidades en la que puede tocarte un hueco vacío donde el ruido de un percutor es el mero chasquido que avisa de los riesgos a asumir o, en el peor de los casos, pierdes cincoa uno y el crujir de la pólvora incrusta una bala en tu sien eliminándote del juego mientras que la rueda vuelve a girar mejorando las posibilidades del resto de jugadores. Es adrenalínico, delicioso, adictivo y, qué duda cabe, peligroso.
La ruleta rusa de Marco Bailén, igual que la del filósofo, le ubicaba en su propia cueva, frente a un monitor de diecisiete pulgadas que iluminaba losocho metros cuadrados en que el periodista pasaba buena parte de su tiempo. Un estudio en el centro de Madrid hacía las veces de despacho. La noche sombreaba el pequeño habitáculo. Sus ojos, de un verde oscuro y cristalino, se perdían a través de la ventana. El brillo de las farolas iluminaba la Gran Vía con haces de luz que combinaban a la perfección los mechones negros y grises de su cabellerarizada. En esos momentos sus treinta y seis años parecían incrementarse con cada frase.
Cerró los ojos, suspiró profundamente y de nuevo su mirada se centraba en los píxeles de la pantalla. No resultaba sencillo. El periodismo había cambiado, al menos para él. Solía bromear con compañeros de profesión acerca de lo que un día les tocaría exponer para mantenerse en ese mundo. En lo más profundode su ser y pese al tono irónico con que lo hacía, sabía que era cierto y mal remunerado. Estaba convencido de que su lugar en el mundo estaba en la calle, con la noticia de portada, viviendo día a día su propia novela policíaca como antaño hiciera de la mano de Iker Aguirre. En definitiva se sentía como un Indiana Jones de la urbe aunque, no obstante, en los dos últimos años sólo hubiera escritotextos de crítica literaria y, en el peor de los casos, algunas pestes de opinión para estercoleros de prensa rosa.
Su último trabajo, un breve artículo para la revista poética Nieve en el Estrecho, debía estar listo en veintisiete horas. El texto abordaba el concepto de la palabra en el pensamiento moderno. Más concretamente debía dar respuesta a la creación de un poeta de nueva generacióncombinada con la concepción del término ``palabra´´ e implícitamente recalcar la propia personalidad del escritor, su valía y adaptación en un mundo en el que hacerse un hueco podía resultar una verdadera odisea hasta el punto de antojarse imposible ser considerado un Fénix de los Ingenios. Tras cinco horas, hasta el momento sólo había logrado un breve borrador donde recopilaba un cúmulo de...