SIMON RODRIGUEZ
Simón Rodríguez se llamaba realmente Simón Carreño Rodríguez, pero prescindió del primer apellido a raíz de una desavenencia con su hermanoCayetano, músico de profesión. Por sus actividades conspiradoras, tuvo que emigrar en 1794 y cambió su nombre (Samuel Róbinson). La teatralidad de su existencia contrasta con su sentido estrictode la honestidad y la trascendencia renovadora de sus ideas pedagógicas y sociales.
Tuvo a su cuidado la educación del niño Simón Bolívar hasta los catorce años, y en 1804, cuando el maestro seencontraba en Viena, se le presentó el discípulo, que lo acompañó por Europa. Se dice que desde el Monte Sacro, en Roma, Simón Rodríguez hizo jurar a su discípulo que dedicaría su vida a lucharpor la independencia de su patria. Sea ello cierto o no, forma parte de la teatralidad ritual que tanto influyó en el alma de Bolívar.Después del triunfo de El Libertador, Simón Rodríguez fuedirector e inspector general de Instrucción Pública y Beneficencia, y organizó escuelas, pero su inquietud y su carácter no lo dejaron nunca asentar, mal que se agravó tras la muerte de Bolívar,cuando el maestro fue rodando hasta su avanzada ancianidad por Chile, Ecuador, Colombia y Perú, donde murió.
Pedagogo influido por Rousseau y Saint-Simon, Sinón Rodríguez fue un reformadorintuitivo. Dejó un legado de trabajos sueltos, de menor importancia que su personalidad, entre los que merecen citarse El Libertador del Mediodía de América y sus compañeros de armas, defendidos por unamigo de la causa social; El suelo y sus habitantes; Extracto sucinto sobre la educación republicana; Consejos de amigo dados al Colegio de Latacunga y Crítica de las providencias del...
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