siria
Hoy me raspa la arena del niño sirio, ayer mevomitaba de impotencia ante el fraude cometido en mi propia urna, el día anterior me dolían los moretones de las mujeres golpeadas, y así puedo seguir. Porque hasta que no me haga impenetrable deltodo, sigo acumulando. Sí, se puede sufrir de dolores ajenos. Sobre todo si son evitables. No es ninguna ezquisofrenia, no es victimización. Mi humanidad tiene tanta vergüenza que no sabe ni cómo hacer.Probé con cortarme el pelo como un varón, probé regalando mi ropa, bajé de peso, me angustié. No pude salir de mí. Porque como no me pagan por eso, me dio miedo. Porque como soy mujer, me dio miedo.Porque no hay que pensar más en los demás de lo que pensamos en nosotros mismos, me dio miedo.
Y ese miedo no hizo otra cosa que llevarme a poner un gran freno a mi deseo más profundo (no,psicólogos, no es altruismo propio de la edad, mi generación no lo tiene, menos yo). Un deseo fuerte de terminar con toda esta historia. Las motivaciones son de lo más egoístas. No me importa. No me locuestiono. No pretendo ser tan radical tampoco.
La violencia resuena en mí como la campana de un templo, me hace vibrar. Quizá porque crecí en un entorno que le tiene fobia al conflicto, en el que enojos y...
Regístrate para leer el documento completo.