Sobre El Malestar En La Cultura Luterana

HUEVOS DE SERPIENTE: SOBRE EL MALESTAR EN LA CULTURA
(LUTERANA)

Un fantasma recorre La cinta blanca, un hálito frío que todo lo hiela pero nunca se ve ni
se hace explícito: sabemos que está allí, aunque no caiga en la tentación de tornarse
discursivo. Como tantas obras maestras, la mejor película de Haneke muestra sin
nombrar. Y lo mostrado es tan sutil, que nos deja la sensación de que norequiere
palabras, que las imágenes hablan solas. Pero es un error, todo cuanto incita nuestro
pensamiento está hecho de palabras y si el director nos muestra todo ese horror es con la
esperanza de que lo verbalicemos y extraigamos de él motivos para una reflexión ética.
No en vano, la obra de Haneke es una continua reflexión sobre el mal. He ahí el
auténtico tema de La cinta blanca: el malque se disfraza de bien y corrompe todo
cuanto afirma mejorar.

1. El dios escondido.
Se ha visto en La cinta blanca una película sobre los orígenes del nazismo; esa
afirmación, contestada por el propio director, es una verdad a medias. Resultaría más
adecuado afirmar que se trata de un filme sobre el lado más oscuro de la cultura
protestante y, en concreto, sobre el extremo rigorismo de lamoral luterana y sus
nefastas consecuencias sobre la formación del carácter. Lo que importa no es si se
sugiere (parece claro que sí) una relación entre la deriva totalitaria de la Alemania de los
años treinta y la actitud de los niños de 19141, sino si hay algo en la cultura alemana, en
sentido amplio, capaz de provocar la desmesurada crueldad que se nos muestra en seres
supuestamenteinocentes. Más allá de los detalles de la trama, de la sórdida y cruel
actitud ante la vida de la mayoría de los habitantes del pequeño pueblo alemán, lo
esencial del filme es el comportamiento de esos niños en cuyas conciencias, formadas
en la severidad protestante, fructifican las mayores crueldades. Ahí es donde se halla la
clave del filme: en la inquietante presencia del mal, genere o noaberraciones como el
nazismo. Y a ello debemos dedicarnos.
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Al comienzo del filme, la voz en off del narrador afirma, enigmáticamente, que su historia “…podría
aclarar algunos de los sucesos que ocurrieron después en nuestro país”.

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Sólo es posible referirse a una ética desde la teoría del conocimiento que la sustenta. Y
ello me fuerza a arrancar desde una paradoja que es constitutiva dela ética protestante:
su radicalización religiosa. En efecto, pese a nuestra tendencia a asociar ese mundo a la
secularización, en realidad se constituye como lo conocemos merced al fideísmo
extremo característico del voluntarismo de los siglos XIII y XIV 2, cuya exacerbación de
la voluntad omnipotente de Dios niega la presencia en el mundo de un orden, puesto
que la estabilidad ontológicadel cosmos comprometería la omnipotencia de su Creador.
En el mundo cristiano, recuerda Lutero, hay (al contrario que en el de los paganos
griegos) un dios personal y una creación ex nihilo. Eso condiciona las posiciones
teológicas: si Dios creó desde la nada, como es omnipotente, creó este mundo y no otro
porque así le plugo. No hay, pues, un orden, una razón necesarios en el mundo, ya queello supondría sujetar a Dios a dicho orden. El papel del hombre queda así
comprometido como centro de la creación 3. Aunque Dios ha elegido un mundo
concreto, lo cual, en cierto modo, le vincula a Su voluntad ya manifestada, ello supone,
a lo más, que el orden elegido se va a mantener, pero eso tiene relevancia para la
salvación (que se da en el ámbito de lo que los teólogos nominalistasllamaban la
potentia ordinata), no para el conocimiento, pues no podemos saber cuál es el orden
querido por Dios (que es de potentia absoluta), ya que la voluntad divina sólo se nos
hace explícita por la Revelación, es decir, por su obra como legislador, no sometida a
orden previo alguno 4.
Esta doctrina pesimista sobre la omnipotencia divina ha de vincularse necesariamente
con la concepción...