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En un mundo de aparente prosperidad creciente, pero en el que más de mil millones de personas se ven privadas del derecho a un agua limpia, y 2.600 millones no tienen accesoa un saneamiento adecuado, hace pensar que la crisis mundial de agua no responde a un problema de escasez sino a la pobreza, la desigualdad, y las relaciones desiguales depoder. Casos como el de España, Australia, EE UU, Japón y Reino Unido, son calificados por el responsable del Programa Agua de WWF, Guido Schmidt, como los peores casos degestión política de agua. Expertos coinciden en que el problema al que se enfrentan muchas comunidades en España y en varios países en materia de agua posee una triple vertiente:escasez, mala calidad y coste elevado.
Aunque escasos, los estudios que se han hecho hasta el momento para determinar más exactamente la magnitud del impacto medioambiental,informan que los vertidos de las plantas desalinizadoras han causado reducciones de poblaciones de peces, mortalidad de plancton y corales en el Mar Rojo, desaparición demanglares y angiospermas marinas en la laguna de Ras Hanjurah (Emiratos Árabes), y una contaminación importante de los fangos por cobres y níquel en Key West (Florida).
Mientrasque los detractores subrayan el impacto medioambiental que suponen las salmueras (residuos de agua salada que resulta de este proceso de obtención de agua dulce) ya que paraeliminarlas sólo cabe su traslado y evacuación al mar, lo cual significa agresión a la biodiversidad marina de la región, la administración pública y el modelo de gestiónhídrico siguen apostando por las desaladoras en respuesta a los beneficios de ocupación de terreno, desplazamiento de tierras y ahorro en energía frente a los trasvases .