Sociales

Estrada-Inda, Lauro, Salinas F. J. Luis, LaTeoria psicoanalitica de las relaciones de objeto; del individuo a la familia. Ed. Hispanicas, Mexico, 1991.


CAPITULO III

RELACIONES DE OBJETO EN LA ADOLESCENCIA


Dr. Pablo A. Cuevas Corona


“Un mes antes, es decir, un mes antes del 12 de septiembre, yo, en Moscú, decidí desprenderme de todos ellos yrealizar una idea mía, ya definitiva. Empleo esta frase 'realizar mi idea', porque esta expresión puede declarar casí mi principal intención..., aquello mismo para que vine al mundo”.
F.M. Dostoyevski en “El Adolescente”. (1876)




La juventud, edad cambiante y propiciadora de cambios, ha llamado la atención de legos y especialistas, de escritores y filósofos,ensayistas y políticos, desde la más remota antigüedad, Hesíodo (s. VIII) en su obra “Los trabajos y los días”, ya se preocupaba “por el futuro incierto que nos espera, si éste se condiciona por la frívola juventud de nuestros días, ya que, por cierto, toda la juventud está atolondrada e indiferente más allá de las palabras... Cuando yo era un niño, nos enseñaban a ser discretos y respetuosos conlos mayores, pero la juventud actual es excesivamente confiada e impaciente para los limites y restricciones”. En la cultura occidental, la adolescencia, parte de la etapa juvenil, es, de muchas maneras, una invención social más o menos reciente que data de los dos o tres últimos siglos, y cuya vigencia se basa en la necesidad de prolongar la dependencia de los hijos hacia los padres, tomando encuenta, además, las crecientes necesidades de especialización para sobrevivir en las comunidades altamente competitivas de nuestro tiempo. Vista en las postrimerías del siglo XX, la adolescencia, como parte del desarrollo que permite una segunda oportunidad de establecer y afirmar la personalidad individual y social de los seres humanos, cobra mayor importancia al darnos cuenta que, principalmenteen los países latinoamericanos, el grupo joven de edad constituye más de la mitad de la población actual. De ahí la necesidad de estudiar y conocer sus características vigentes, que forman parte de los fenómenos secuenciales que integran la continuidad del desarrollo normal del ser humano, cuyas bases psicológicas se establecen desde el nacimiento, momento a partir del cual quedan planteados losobjetivos y las metas por alcanzar para el logro final de la integración exitosa de la personalidad.
Nacemos en un mundo dividido en sexos y en generaciones. El niño aprende a distinguir, desde un principio y mediante los roles que se manifiestan en su derredor, que existen dos tipos de personas: adultos y niños, hombres y mujeres, padre y madre, hijos e hijas, hermanos y hermanas, integrantesdel medio que lo rodea, incluyendo el clima familiar y emocional, con quienes deberá establecer relaciones de objeto, como se denominan en psicología profunda. Estas son las responsables de conducir y “troquelar”, por así decirlo, las formas de comportamiento que le permitirán adquirir o desarrollar los medios más adecuados para su autoconservación como individuo, para crecer y madurar comopersona y lograr la relación con una pareja con quien completar, posteriormente, su ciclo vital.
Los mecanismos inherentes al instinto de supervivencia de la especie exigen que durante la primera etapa de la vida, y debido a la gran inmadurez neurológica, psicológica y emocional del niño, sean los adultos, con sus atribuciones de padres, quienes se encarguen directamente de su cuidado,estableciéndose ligas y nexos muy importantes de dependencia durante estas etapas. Es decir, el desvalimiento del bebé se compensa con el cuidado y la protección que le otorgan las figuras importantes de quienes depende: sus objetos primarios.
Las dos primeras décadas de la vida de los seres humanos constituyen un período de gran dependencia física y emocional que nos caracteriza como especie distinta...