Temperamento y carácter

Solamente cuando antepongamos el carácter a la ciencia y a la inteligencia, estaremos cultivando la tierra sobre la que crece la verdadera civilización.

Robert Saitschick, Quid est veritas?, 102Aldous Huxley me introdujo en el tema, y ya no pude salir. El estudio del temperamento humano es tan viejo como Hipócrates, y tan interesante como las doctrinas de este padre de la medicina.Hipócrates fue el primer occidental que se ocupó de clasificar a los seres humanos de acuerdo a su temperamento y de relacionar este temperamento con la fisiología de cada individuo, pero sus ideas en estecampo de ningún modo quedaron selladas sin posibilidad de ser discutidas, ampliadas o mejoradas. Esto es lo mejor que puede sucederle a un determinado campo del saber, a saber, dejar la puertaentreabierta para que los demás se asomen, nunca cerrarla soberbiamente y decir: "Se ha llegado a la verdad, ¡y no se habla más del tema!"

Corrió mucha agua bajo el puente desde aquella Grecia gloriosahasta nuestros días. Muchos fueron los que desfilaron con sus ideas al hombro y aportaron su grano de arena al intento universal de desentrañar cuáles son los motivos que nos inducen a ser tandiferentes los unos de los otros, tanto en la parte física como en la intelectual y afectiva. De todos ellos, Sigmund Freud, con sus caracteres oral, anal y genital, aparece como el más notable teorizador delos últimos tiempos, a pesar de haberse dedicado exclusivamente a las emociones, comportamientos y pensamientos del ser y desdeñado prácticamente por completo la relación que muchos creen ver entre lapersonalidad de la gente y su contextura y conformación orgánica. Claro que Freud se ocupaba más del carácter de las personas que de su temperamento, y en el rubro caracterología las diferenciasconstitucionales de los hombres no suelen agruparse tan definidamente como parecen hacerlo detrás de los diferentes tipos de temperamento. (Más tarde compararé los términos temperamento y carácter con...