Teoria psicoanalitica
El niño tiene hambre, pide, mama y se duerme calmada su hambre y sin embargo al dormir alucina el seno, como si no estuviera satisfecho. El seno que aparece en la alucinación es el objeto de un niño satisfecho respecto de su hambre, pero insatisfecho respecto de su deseo. Es decir,que lo que el niño alucina no es el objeto de la necesidad, sino el objeto para siempre perdido del deseo. Pérdida del objeto que inferimos precisamente a partir de la alucinación. La alucinación es una tentativa de recuperar lo que se perdió, pero al mismo tiempo una confirmación de que algo se perdió.Esta pérdida no es una expulsión hacia la nada, sino que funda, causa, el proceso mismo deldeseo en tanto proceso de reencuentro, o más exactamente, de imposibilidad de reencuentro.Pues hay que precisar que, en la alucinación, no se reencuentro el objeto mismo que causa el deseo, la alucinación es tan solo un simulacro de ese encuentro.En verdad, nos dice Freud, si este sistema se hallase equilibrado, esto es, si encontrara en la alucinación el placer que busca, el sujeto nunca se abriríaa la realidad.Es porque en la exigencia de placer hay cierta cosa que encuentra su satisfacción en la alucinación, es decir, algo que puede ser engañado, pero también algo que no puede ser engañado, que es inasimilable a toda satisfacción por la alucinación, por lo que el aparato psíquico, abandonando la alucinación, entrará en contacto con la realidad. Este elemento inasimilable a su satisfacciónpor la alucinación es el objeto perdido que causa el deseo y que, más allá de la realización alucinatoria del mismo, continúa empujando al sujeto en una búsqueda incesante, búsqueda que precisamente impondrá el abandono de la alucinación y el rodeo por la realidad exterior, para tratar de reencontrar ese objeto perdido, respecto al cual, sin embargo, todos los objetos encontrados en la resultaránsiempre insatisfactorios.
Así, el verdadero objeto del deseo no son los objetos que están adelante del deseo, los objetos de la realidad exterior. Estos no son más que sus señuelos. El verdadero objeto, se sitúa detrás, como aquello que, en tanto perdido, causa el deseo. El deseo freudiano se despliega, pues, sobre el fondo de una nostalgia, de un anhelo, de la búsqueda del reencuentro con...
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