TEXTO TEATRAL

Ifigenia en el mercado
Primer cuadro
De izquierda a derecha del escenario se desenvuelve una sintética teoría urbana de Lima. En este orden: chozas de barriada, rincón de mercado con ostensible puesto de frutas y comestibles, placita polvorienta con unos cuantos postes sin árboles, puerta de un hotelucho y, por fin, el comienzo de altos edificios modernos […]
Al iniciarse la acción despuntael amanecer. Cantan los gallos y la luz del alumbrado público y los letreros luminosos se apaga; suenan primero a lo lejos y luego, poco a poco, más altos y agudos, bocinas, gritos, pitazos, campanas. […] La gente –los mimos- se desplaza apresurada, al compás de una melodía rápida.
RAYMUNDO: (Sin entusiasmo) Damas y caballeros: vean el milagroso ungüento de grasa de culebra del Amazonas, una delas más extraordinarias maravillas de la naturaleza. Cura los más agudos y espasmódicos dolores: reumatismo, costado, lumbago, estómago, muelas, ciática, intestinos, cabeza, corazón, hígado… Todas las enfermedades cesan al instante con esta pomada hecha por los brujos machiguengas y cashibos de nuestra inexplorada montaña. (Calla desolado. Toma bríos) […] ¡Una cajita por el irrisorio precio decinco soles y dos cajitas por siete cincuenta! […]
COCHAMBRE: ¡Jajay!
RAYMUNDO: No te rías. Cada uno se gana la vida como puede. […]
HILARIO: Déjenlo trabajar en paz al doctor. Ya ni los perros se paran a escucharlo.
RAYMUNDO: Eso será en esta porquería de barrio, porque lo que es en Surquillo o en la Plaza Italia tengo un público selecto. […]
COCHAMBRE: Es que en otros barrios anuncias extractode penicilina… Así, ¡qué gracia! […]
ROGELIA: (A sus clientes) Bien, angelitos, decídanse: mangos, chicharrón o culén… Cuando lo sepan, vuelvan. Váyanse bonito. Pórtense bien. […]
HILARIO: ¡Páseme un pan con chicharrón, doña Rogelia, pero sin ungüento de culebra! (Ríe).
ROGELIA: Ya va. (Lo prepara). Purito jugo, purito jugo. El paladar se lo dirá…
RAYMUNDO: (Volviendo a su tarea con ímpetu).¡Vean el milagroso ungüento de culebra que cura hasta las heridas de las flechas envenenadas con el mortífero curare de los feroces jíbaros. […] (Se detiene apesadumbrado, pues nadie se ha parado a escucharlo). […]
COCHAMBRE: No me vendrían mal unas vacaciones pagadas. (Tose). Mira no más cómo tengo el pecho.
ROGELIA: Y por qué no prueba la pomada de don Raymundo?
COCHAMBRE: Lo que me caeríabien sería un pan con chicharrón. Es curioso, siempre me entona […]
POLICÍA: (Que se ha acercado) Deme un pan con chicharrón, bien despachado, señora. Y póngamelo en mi cuenta.
COCHAMBRE: (Al policía) Buenos días, jefecito. Y perdone una pregunta: ¿cómo hace uno para ir a la canasta? El médico me ha ordenado reposo absoluto.
POLICÍA: (Devorando su pan) No contesto bobadas. […]
ROGELIA: No hagacaso. Habla por hablar. ¿Qué tal mis chicharrones?
POLICÍA: ¡Buenazos! A estos los conozco muy bien. (A Hilario) ¿A ti, no te encanastaron una vez por atropello y fuga? (A Cochambre) ¿Y a ti, no te han detenido varias veces por vigilancia?
RAYMUNDO: ¡Pero yo sí que soy inocente! Todavía no conozco las cadenas.
POLICÍA: Te salvaste por un pelo… Ya te olvidaste de Manos de Seda? ¿No te acuerdas deLuis Martínez, Ricardo Chang o Víctor Beneyto, alias Manos de Seda? […]
RAYMUNDO (Impasible) No sé de quién hablan.
POLICÍA: Del que limpiaba a los zonzos que oían tu discurso sobre el ungüento de culebra. (A todos). Con dos dedos así, a su compinche Manos de Seda le sacaba la cartera… A este, sin embargo, no se le pudo probar nada.
RAYMUNDO: Ante la ley no tuve culpa. Tengo la concienciatranquila.
POLICÍA: ¡Los conozco a todos, pues! Así que mucho cuidadito conmigo. […]
Entre la gente de la ciudad, Ifigenia, tocada con sombrero de paja, blusa y falda floreada de norteña, y maleta en mano ingresa a escena. […] Rogelia desaparece tras su puesto […]
IFIGENIA: Perdón, señor… (El auditorio no se inmuta) Señor… (Lo mismo) ¡Señor!
COCHAMBRE: (Mirando incrédulo) ¿Pero es a mí? (Se...