Tierra Torcida

Presentación
La calma se ha perdido, la barbarie nos ha alcanzado, el miedo se ha vuelto parte de nuestras vidas y las criaturas nocturnas, han dejado de ser inventos de mundos fantásticos; se han convertido en elementos clave de nuestra cotidianidad, en la suma de todos nuestros temores y en la más pura y penosa de todas las realidades.
Rezar es bueno, aunque eso no te salvará cuando un“caminante nocturno” te encuentre, lo mejor es que corras; corre pronto y sin mirar atrás, no te detengas, no dudes, sólo corre, corre por tu vida…

CAPITULO UNO: NADIE SABE CUAL FUE EL ORIGEN
La expresión fue de sorpresa, temor, desesperanza, agonía. Los gritos lo inundaron todo. Se sumaron al “estertor” de las sirenas de ambulancias y de patrullas que parecían haber perdido el rumbo, al sonidoagudo de balas al viento. De esquirlas que arbitrariamente iban sobre las hordas desquiciadas; sobre los niños, los ancianos, las mujeres, y sobre todo aquello cuanto se moviera.
La escena parecía repetirse una y otra vez en cada rincón del Estado; policías y militares abatiendo a “civiles”. Apuntando el arma y disparando, acabando con todo, tratando de revertir el orden de los acontecimientos…Imposible.
Llegó el treinta de abril. Los niños no festejaron con caravanas como solían hacerlo, Culiacán ardió esa noche como nunca, el cielo nocturno se tiñó de un naranja espectral que fácilmente podía ser apreciado desde la distancia. Los gritos de las ancianas fueron el coro macabro de alguna triste canción apocalíptica. ¿Cuánto tiempo pasarían en la oscuridad?, se preguntaban afligidos. Lospostes y luminarias cayeron de uno en uno como colosos enfurecidos sobre las calles.
El periodista grafico Roberto Jiménez sospechó que el fin había llegado, no pudo pensar en otra cosa que en la posibilidad de llegar a los suyos, con su esposa y su hija: Sara y la pequeña Patricia, “¿dónde estarían ahora que la ciudad se había convertido en el mismo infierno?”, se preguntaba tratando de esquivarla marea de gente aglomerada en la Avenida Álvaro Obregón.
“¿Y si fuera un sueño?”, se dijo esperanzado el fotógrafo tratando de encender un auto, ahora sin dueño. Todo lucía tan real, quizá porque lo era. Se trataba de una demoledora realidad que parecía salida de alguna película de horror. Nadie recuerda como inició, el virus simplemente apareció, contaminando y reproduciéndose sin parar:
>,Era la primera de las reglas ante la contingencia que ya de por si el fotógrafo conocía a sobremanera. Nunca pensó que llegaría a depender de ellas, el brote parecía controlado. Eso habían dicho en la última rueda de prensa a la que asistió hacía apenas dos días por encargo del periódico local en el que trabajaba. Algo había salido mal, algo había puesto a los infectados en las calles, algodesconocido que nadie logró entender.
Uno de los principales síntomas que se manifestaban en los contagiados era la fiebre, luego, todo se complicaba; pronto se presentaban diversas alteraciones sensoriales y respiratorias, vómitos, alucinaciones, parálisis, convulsiones y un coma temporal que al cabo de unos minutos era interrumpido para dar inicio a una pesadilla viviente; el virus reanimaba a losportadores convirtiéndolos en auténticas bestias sin alma ni sentimientos, criaturas empujadas por un instinto asesino que los orillaba a matar sin compasión ni remordimientos.
El cambio ocurría en cuestión de minutos, en ocasiones treinta o cuarenta eran suficientes, después, cuando se presentaba la muerte cerebral, ya no había forma de revertir el contagio, todo estaba perdido.
Al principio,cuando comenzaron los ataques de los “nocturnos”, como les llamaban a las criaturas infectadas, se producían en intervalos de semanas, luego, comenzó a ser cosa de todos los días. Nadie pudo evitarlo.
Según lo afirmaban los doctores, todo animal de sangre caliente corría el riesgo de ser infectado, por lo que la posible ingesta de carne contaminada sembró de inmediato el pánico en el...