Todos Santos

El culto a los muertos es la manera más honesta de dar sentido a la vida. En todas las culturas y desde tiempos inmemorables el ser humano quiere saber el destino del ser querido y busca innumerablesformas de entablar comunicación. En los valles cochabambinos estas expresiones se han traducido en un ritual que con el tiempo se ha fortalecido, pese a la introducción del Halloween.
Esa fue laconclusión más importante del taller sobre el “mast’aku en los valles cochabambinos”, ofrecido por la comunidad de Tiataco y el investigador sociocultural, Wilfredo Camacho.
En los valles cochabambinoseste culto, no es muy diferente en su esencia al practicado por culturas vecinas como la mexicana, ecuatoriana e incluso las del “Viejo Mundo”, ya que ha asimilado la simbología de civilizacionesantiguas y lleva consigo la marca del progreso como la novedad en t’anta wawas, que ahora llevan barniz de miel, una delicada carita y una moneda.
La t’anta wawa es la representación más clara deldifunto. Puede ser mujer varón o niño, y cada vez son representados con mayor sofisticación. No sería extraño que los próximos años carguen consigo un celular, un MP4 o un play station portátil, comomenciona el filósofo y periodista Carlos Barderrama.
La antropóloga y miembro de la Academia regional de Quechua, originaria de la comunidad de Villa Verde de Arbieto, explica que la participación de lacomunidad y de los familiares en el musuq ayayuq (musuq significa nuevo y aya muerto) es vital en esta celebración.
Dentro del primer año, el musuq ayayuq tiene que prepararse con meses deanticipación, quizás ahora menos que antes, para llegar al mediodía del 1 de noviembre con una mesa lista para recibir al difunto. Si el muerto es muy reciente, por ejemplo un mes antes del Día de los Difuntos(Aya mark’aikilla), serán los familiares los que decidan preparar la mesa al siguiente año.
Las variaciones del Mast’aku o mesa de Difunto son muchas de acuerdo a la región y la cultura, pero su...