Tradicion

Tradición Sangrienta
Casi como una cultura, casi como una tradición, así es como muchos colombianos y colombianas ven el submundo del narcotráfico, para algunos se ha convertido en una parte más de nuestras vidas y nos ha insensibilizado, este corto ensayo no pretende otra cosa que recordarle al lector, lo que fue, lo que es y lo que llegara a ser de nuestro país si seguimos negando un problema,si seguimos tratándolo como tema tabú, pues como bien lo dijo Santayana “El que no conoce la historia, está condenado a repetirla”, no debemos esperar de nuevo un indicio de grave deterioro social como la época que vivió el país hacia los 80, para colocarlo en la memoria colectiva de una vez por todas. Es necesario entonces conocer la historia, una historia marcada por odios, avaricia y ambicióndesmesurados, en la que una vida no es otra cosa sino un obstáculo el cual puede ser eliminado, aunque al final, todos sabemos que tanto Pablo Escobar como Hitler e incluso el ladrón mas cliché son el resultado de la misma comunidad que luego los aborrecería, la sociedad pues; pareciera encargarse de crear sus propios monstruos.
Los primeros pasos, de lo que sería el monstruoso contextocolombiano actual, se dan gracias a explosiones socioeconómicas en diferentes regiones, primero con el auge de la minería de esmeraldas; como bien lo indica Fabio Castillo en su libro “Los jinetes de la cocaína” fue el caldo de cultivo para la inestabilidad social y económica del país, especialmente en las aéreas de Cundinamarca y Boyacá; debido a un estado débil y permisivo, la explotación ilegalcarente de toda técnica o método, de mineros iletrados influenciados bajo el temor de un disparo, demonios en disfraz de caudillos entre otros tantos factores multifacéticos que, además de producir una época de violencia desmedida ayudaron a la creación de un mal aun peor, el consentimiento de un pueblo a los asesinos y enemigos del estado; un estado que siempre les dio la espalda, que pagaría consangre de sus gentes la corrupción a la que estaba acostumbrado. Por otro lado en la costa Atlántica una pequeña planta convertiría a caciques, campesinos y hacendados en símbolos del poder, dinero y fama; la marihuana se convertiría en la nueva hacedora de un imperio ilícito.
Con estos nacientes mercados y un consumidor cada vez mas adicto a su producción, los dividendos no se hicieron esperar, demanera que durante el gobierno de López Michelsen se creó la “ventanilla siniestra” en el Banco de la República, por la cual pasaban inadvertidos y la mayoría de las veces confundidos los millones de dólares producto de la bonanza en el cultivo de la marihuana, llegando en 1981 a tener unos ingresos cercanos a los USD $1.734.3 millones desgraciadamente como en todo mercado, unos productoresinexpertos y sin cualidades para adaptarse a los cambios del mismo, verían la baja de sus ingresos al nacer una nueva adicción en Norteamérica, la coca y una marihuana domestica que el americano promedio podía cultivar en casa, sin riesgo de comprar un producto desmejorado o fumigado.
Con la marihuana cayendo en desuso, un nuevo producto asomaba y su sombra tenia forma de gigante, la cocaína y aunqueel origen de este nuevo narcotráfico se atribuye a los grandes capos de Perú y Bolivia; como los Cárdenas, gracias a ciudades “puente” como Leticia, las rutas que por ella pasaban servirían para hacerse con una parte del negocio a algunos compatriotas bien habidos de las oportunidades de la vida; la sombra mostraba aun mas su hostilidad cuando para 1976 el jefe encargado de la DEA en Colombia, uncubano nacionalizado en Estados Unidos Octavio Gonzales fue brutalmente asesinado en su propio despacho por un coterráneo, Thomas Charles Coley quien luego seria dado de baja por un marine a la salida del recinto, todo al parecer debido a que Gonzales no atendió a las llamadas de Coley en las que le vendía información sobre narcotraficantes al parecer con el fin de tenderle una trampa.
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