Un Cuento

AQUÍ Y ALLÁ

Ese día cayó nieve. No era agua nieve_No. Cayeron abundantes copos de nieve suaves y livianos,por varias horas.
A la mañana siguiente cuando la madre de Dorita, que era muymadrugadora, abrió la puerta de la cocina, se oyó una sorda exclamación. Bajito sorprendida y asustada, solo dijo ¡¡¡Ah!!! .
Las hijas que dormían en un dormitorio cercano la escucharon y Dorita saltóde la cama. Descalza y en camisón, con paso rápido fue a curiosear detrás de su madre, como era su costumbre .Los pies en contacto con el piso de baldosas sentían el intenso frío, y el aire heladoque entraba `por la puerta entreabierta, se colaba a través de la franela del camisón , pero la curiosidad y el asombro, pudieron más y allí se quedó, muda por el asombro, agarrada a la cintura de lamadre, mirando hacia el patio de Pórtland, donde se veían de trecho en trecho placas blancas como el algodón, en medio de los charcos de agua. Una rama del transparente, que servía de muro lindero conla casa vecina, había caído derribada por el peso de una espesa capa de nieve.
La madre fue la primera en reaccionar y mandó a calzarse y abrigarse rápidamente, mientras preparaba el desayuno.
Enesos años, en el pueblo, el lechero y el panadero pasaban por las calles y llegaba a las casas a vender sus productos.
Don Vargas era el lechero, Ese día se demoró en llegar y cuando lo hizo vinosin carrito y por supuesto, sin leche. Nunca se supo exactamente la causa pero…,una semana duró la “veda.”!
Total… que la madre tuvo que organizar un creativo y delicioso desayuno con cocoa ybuñuelos.
Una cuadra más abajo, rumbo al cerro, antes de llegar al barrio Poncho Verde, vivía la madrina de la niña: Irene.
Doña Irene su esposo Arturo y su hijo mayor, habían venido de Italia, despuésde la guerra, buscando un futuro mejor para sus hijos.
Arturo, tenía en su mandíbula un hoyo ocasionado por una esquirla de granada. Cosas de la”guerra “,
Cuando Dorita era pequeña eso le...