Un gato que camina solo-
“¿Te acordás de aquel encuentro?” pregunta animada a su comensal. “Cuando volvimos estábamos tan entusiasmados en copiarle la idea...” Cortando el pollo en pedacitos, cada uno en su plato,reflexionan. Adolfo dice: “Es claro: Carlos observa pasar las estaciones desde su refugio en el mundo, pegado a la ciudad pero sin ser la ciudad en sí.” La mujer responde inquiriendo: “To be or not be?”El libro -se dice a sí mismo- de cuidada factura, sugiere mucho desde ese título tan polisémico, “Las estaciones”, pero a poco de mirarlo, la figura de una niña sentada a la vera del Río, en un díade, quizás plena primavera o incipiente otoño lo devuelve al sentido original del título. Nada de esto le dirá a Victoria: “Me acuerdo del pequeño viaje ése”. Sí le dirá: “Volvimos realmente muyentusiasmados”. Sin embargo recuerda que el libro de Antognazzi, a quien fueron a visitar en ocasión de uno de sus Mini encuentros de escritores, se inicia con una cita de Virgilio, destinada más bien adesorientar al lector que a indicar una lectura.
En los albores de la citadina primavera, Victoria abre el libro en “La ropa recién lavada” y rescata, en voz alta: “Vibrando entre el solinalcanzable y la/ efervescencia del jardín/ las prendas demoran en secarse, como acompañando un antiguo rito”. Adolfo, espera a que la joven termine la frase, encantado de verla leer en un bar lleno deempleados de traje y corbata: “¿Café?”
Ya en la calle, a Adolfo, la brisa generosa le recuerda lo que decía J. A. Rony en La magia: “el artista es un técnico creador de un mundo encantado, de una...
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