Un Viejo Que Leia Novelas De Amor

Páginas: 105 (26071 palabras) Publicado: 22 de junio de 2012
Libros de Luis Sepúlveda
en Tusquets Editores

UN VIEJO QUE LEIA NOVELAS DE
AMOR

ANDANZAS

Un viejo que leía novelas de amor
Mundo del fin del mundo
Nombre de torero
Patagonia Express
Historia de una gaviota y del gato que le enseñó a volar
Desencuentros

colección andanzas

1

NOTA DEL AUTOR
Cuando esta novela era leída en Oviedo por los integrantes del jurado que pocos día s
más tarde leotorgaría el Premio Tigre Juan, a muchos miles de kilómetros de distancia e
ignominia una banda de asesinos armados y pagados por otros criminales mayores, de los
que llevan trajes bien cortados, uñas cuidadas y dicen actuar en nombre del «progreso»,
terminaba con la vida de uno de los más preclaros defensores de la amazonia, y una de las
figuras más destacadas y consecuentes del Movimiento EcológicoUniversal.
Esta novela ya nunca llegará a tus manos, Chi co Mendes, querido amigo de pocas
palabras y muchas acciones, pero el Premio Tigre Juan es también tuyo, y de todos los que
continuarán tu camino, nuestro camino colectivo en defensa de este el único mundo que
tenemos.

índice
Capítulo primero..........................................................................
8
Capítulosegundo.........................................................................
13
Capítulo tercero............................................................................
19
Capítulo cuarto............................................................ .................
28
Capítulo quinto............................................................................. 34
Capítulosexto...............................................................................
38
Capítulo séptimo........................ ..................................................
44
Capítulo octavo.............................................................................
52

A mi lejano amigo Miguel Tzenke,
síndico shuar de Sumbi en el alto Nangaritza
y gran defensor de la amazonia.
En una noche de narraciones desbordantesde
magia me entregó algunos detalles de su
desconocido mundo verde, los que más tarde, en
otros confines alejados del Edén ecuatorial,
me servirían para construir esta histor ia

2

Capítulo primero
El cielo era una inflada panza de burro colgando amenazante a escasos palmos de
las cabezas. El viento tibio y pegajoso barría algunas hojas sueltas y sacudía con violencia
los bananos raquíticos queadornaban el frontis de la alca ldía.
Los pocos habitantes de El Idilio más un pu ñado de aventureros llegados de las
cercanías se congregaban en el muelle, esperando turno para sentarse en el sillón portátil del
doctor Rubicundo Loachamín, el dentista, que mitigaba los dolores de sus pacientes
mediante una curiosa suerte de anestesia oral.
—¿Te duele? —preguntaba.
Los pacientes, aferrándose a loscostados del sillón, respondían abriendo
desmesuradamente los ojos y sudando a mares.
Algunos pretendían retirar de sus bocas las manos insolentes del dentista y
responderle con la justa puteada, pero sus intenciones chocaban con los brazos fuertes y con
la voz autoritaria del odontólogo.
—¡Quieto, carajo! ¡Quita las manos! Ya sé que duele. ¿Y de quién es la culpa? ¿A
ver? ¿Mía? ¡Del Gobierno!Métetelo bien en la mollera. El Gobierno tiene la culpa de que
tengas los dientes podridos. El Gobierno es culpable de que te duela.
Los afligidos asentían entonces cerrando los ojos o con leves movimientos de
cabeza.
El doctor Loachamín odiaba al Gobier no. A todos y a cualquier Gobierno. Hijo
ilegítimo de un emigrante ibérico, heredó de él una tremenda bronca a todo cuanto sonara a
autoridad, perolos motivos de aquel odio se le extraviaron en alguna juerga de juventud, de
tal manera que sus monsergas de ácrata se transformaron en una especie de verruga moral
que lo hacía simpático.
Vociferaba contra los Gobiernos de turno de la misma manera como lo hacía contra
los gringos llegados a veces desde las instalaciones petroleras del Coca, impúdicos extraños
que fotografiaban sin permiso las...
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