UNA HISTORIA
Pero, comoconsuelo (como hace todo idiota), me imagino que a todos nos sucede así cuando nos llegan de golpe tantas cosas, buenas, malas y las peores.
El martes…no, ¿era miércoles?, no, seguro fue elmartes, venía de regreso del trabajo como cada tarde, con el calor inmundo que ha hecho estas tardes empapando mi pecho que se pegaba a la camisa inevitablemente. El paisaje urbano que poco a poco se vaconvirtiendo en rural me venia prodigando un poco de calma a especie de caricia muy necesitada. Ver grandes llanos verdes y uno que otro animalillo pastando, me devolvía al mundo donde habitan todos losdemás.
Por eso decidí mudarme hasta acá, aunque mi camino al trabajo se haya alargado, no importa, mis tardes, de hecho mis días siguen antojándoseme tan largos que ¿Qué mas da?
El casiinservible autobús en que venía se detuvo como lo hace mil veces a lo largo del camino para subir o bajar gente, cuando mi mirada perdida se posó sobre un pobre muchacho. Era muy joven, quizá unosveintitantos o treinta años, tirado en el suelo incómodamente, la mitad sobre la acera y la otra abajo. En los escasos segundos que duró la parada del autobús en aquella esquina, pude notar que el chicosufría un ataque.
No estaba mal vestido ni sucio, tenía el cabello recién cortado, seguramente se había afeitado por la mañana. Junto a él se encontraba una mochila de lona color negra con vivosen rojo.
Sus jeans mostraban una fresca mancha de orina. Y el pobre joven sufría leves convulsiones mientras sus ojos se perdían hacia atrás.
Las personas pasaban a su lado sin siquiera...
Regístrate para leer el documento completo.