Una vidriera puede cambiar destinos

Una vidriera puede marcar destinos.

El empalagoso rosa, la soñadora brillantina y la femenina purpurina inundan el lugar. Diariamente cientos de niñas, sin saberlo, leen su futuro en esa vidriera. ¿Qué van a ser cuando sean grandes?

Podrían ser princesas: esas orgullosas coronas, aquellos vaporosos vestidos, el castillo rosado, blanco y fucsia que se eleva iluminado en el medio de lavidriera. Pero, ¿quién soportaría a una mujer que no puede reírse a carcajadas porque teme que se le caiga la corona? ¿O a una que no da vueltas carnero por no enredarse en el vestido? Sería una vida real, pero no una real vida. Mejor princesa, no.

Podrían ser modelos: escalar esos zapatitos plateados y desde lo alto de su glamour decir qué está in, y qué está out. Usar esos coloridos maquillajespara ocultar el paso del tiempo, de las risas, de las lágrimas, para ocultarse de ellas mismas. Pero ¿y si un día tienen ganas de andar en zapatillas? ¿Y si otro día quieren que todo el mundo sepa, con sólo mirarlas, que están enamoradas o desilusionadas? Sería una vida de modelo, pero no un modelo de vida. No, modelo tampoco.

Podrían considerar ser amas de casa, al fin y al cabo esa lustradorade color rosa es digna de cualquier mujer moderna, pulcra y activa; en aquella cocinita llena de stickers daría gusto preparar la comida hasta para una familia numerosa. Y ni hablar de las ollas y sartenes con florcitas multicolores (qué lástima que no hay un wok para la comida oriental) que quedan tan bonitos sobre la mesada. Pero ¿y si a veces tuvieran ganas de hacer dibujitos con el dedosobre el polvo que se junta sobre los muebles? ¿Y si deciden comprar comida hecha así pueden tirarse en un sillón a mirar Delicatessen? No sería una vida de amas, sino una vida de esclavas. Definitivamente amas de casa, menos.

¡Claro! Podrían ser médicas. No, el estetoscopio y el bisturí están en la vidriera de varones. ¡Ya sé: arquitectas! No, los Mis ladrillos están con los juguetes para niños.¡Entonces podrían tener un espíritu noble, ser valientes, defender a la humanidad y cuidar la paz mundial! Tampoco, Superman, el Hombre Araña y Acquaman están volando, escalando y nadando, respectivamente, en el otro escaparate.

Y así se van las niñas, confundidas, a jugar en sus casas. A barrer con la escobita rosa, mientras intentan que no se les caiga la corona y no caerse ellas mismas desdelo alto de los zapatos plateados. Sus mamás las miran orgullosas, mientras deslizan la aspiradora con enrollacable y encendido por pedal, cuidando de no despintarse las uñas gelificadas y mirando de reojo en la tele la boda de Kate y William.

Que sepa coser, que sepa bordar
"No me preguntes,
sólo soy una chica. ¡Ja, ja, ja!" (1)

Tal como lo refleja la letra de la ronda infantil, yadesde chicas las niñas tienen marcado un destino, por las canciones, los cuentos, los comentarios de los adultos o los juguetes. Éstos, al igual que la literatura infantil, tienen dos destinatarios: los niños y los adultos, que son quienes los van a comprar. Desde las vidrieras de las jugueterías se comete/asiste a un doble determinismo: por un lado, los juguetes para niñas decretan cómo debe ser lafutura mujer, a qué tiene que dedicarse, a quién debe parecerse; por otro lado se determina quién elige el juguete. Entonces ocurre que: quizás la abuela quiera que la nieta cocine, limpie y cuide a su bebé, posiblemente la madre desee que la hija sea una modelo o una princesa (ya que ella misma no pudo serlo), o el padre o el tío pretendan que la niña de la familia cumpla con los roles propiosde toda mujer, según ellos aprendieron.

Y la juguetería tiene grandes aliados en su tarea determinista: la publicidad y las revistas infantiles. Cuando escuchamos a una niña decir: “Mamá quiero que me compres…”, ¿la escuchamos a ella o a quienes dirigen su mirada hacia ciertos juguetes?

Parecería no haber opciones en el universo infantil femenino. El mismo color rosa que vemos en...