Veinte Años y un Día

Páginas: 15 (3555 palabras) Publicado: 16 de diciembre de 2014
Veinte Años y un Día


Jorge Semprún





Michael Leldson llegó a La Maestranza al final de la mañana.

Le esperaba Mayoral, el intendente de la finca, que le atendió, ofreciéndole un café, algún refresco, lo que deseara. Leldson dijo que tal vez algo de beber, un vaso de agua fría, ¿por qué no? ¿Nada más? No, nada, un vaso de agua vale.

Mayoral le invitó a que se sentara allímismo, en el amplio porche de la casa, mientras llevaban su bolsa de viaje a la habitación que le estaba destinada. Había una mesa, unas butacas de mimbre; se sentó.

Hacía calor, sintió como una angustia leve, indefinida...

Una hora antes, a la entrada del pueblo según se viene de la carretera general, Leldson había franqueado la puerta del almacén de Eloy Estrada con la intención depreguntar cuál era el camino para La Maestranza. Desde luego no sabía que el dueño se llamaba Eloy Estrada: hasta allí no llegaban los datos que le habían facilitado para ese viaje. Ni lo sabía antes de llegar al pueblo ni lo supo entonces. Había visto el rótulo del establecimiento, LA PROSPERIDAD, y pensó que allí podrían indicarle el camino más corto a la finca; entró: eso es todo.

Dentro hacíafresco. El local era amplio, abovedado, penumbroso. No sólo almacén o tienda, también taberna, acaso fonda. Se mezclaban olores muy diversos: a especias ultramarinas, a verdura y fruta fresca, a cuero de guarniciones y correajes, a café recién tostado, a vino recio y tinto. Y otros que Leldson no identificó de inmediato.

Se acercó al mostrador, le pidió al dueño un café cortado y una botella de aguamineral con gas.

Eloy Estrada –mejor dicho, aquel señor que todavía no tenía nombre pero sí presencia fisica, apariencia; que sólo era eso, lo que aparentaba ser, sin más: un hombre de estatura media, enluto de carnes pero, por lo que se notaba, fuerte, muy moreno de tez, con ojos de un verde pálido, asombroso– le miró sin decir nada, se apartó de la barra del mostrador, preparó el café.

Enfin, lo que suele hacerse en estos casos. Luego, mientras Leldson saboreaba el primer sorbo, le preguntó a bocajarro.

—Americano, ¿verdad?

—¿Tanto se nota? –dijo él. Eloy Estrada movió la cabeza. Desde ahora repetiremos su nombre para identificarlo como personaje, sin exquisiteces ni excesivos rigores o remilgos narrativos, aunque Michael Leldson –único testigo, hasta aquí, de suexistencia– no lo sepa todavía. Lo diremos para comodidad del lector, quien también puede tener algo que ver con el desarrollo del relato, con su legibilidad. Además, no es Leldson el narrador de esta historia, ya se verá; no importa, pues, que él aún no conozca el nombre del personaje que acaba de servirle un café cortado, de destaparle una botella de agua mineral; alguien lo sabrá, se supone, como sabe todolo demás, puesto que alguien está narrando esta historia y, si lo sabe, puede decirlo cuando se le antoje, arbitrariamente incluso, adelantándose a lo que Leldson mismo pueda adivinar a estas alturas.

Eloy Estrada negó con un movimiento de cabeza. –En el acento, no –dijo–. ¿Conoce usted a Hemingway, el escritor?

No le dio tiempo a Leldson ni a asombrarse de semejante pregunta, ni acontestar que sí, que conocía a Hemingway, que le había entrevistado larga, minuciosa, casi morosamente, años atrás, cuando estuvo escribiendo un ensayo sobre la guerra civil española y los escritores americanos (en realidad, el proyecto inicial se fue ampliando en el curso de su trabajo hasta incluir a todos los escritores de lengua inglesa, Orwell por encima de todos, y fue su primer libro publicadosobre el tema de la guerra civil, que no había dejado desde entonces de interesarle).

Pero no le dio tiempo a decir que no sólo conocía a Hemingway, sino que incluso, al menos indirectamente, el escritor norteamericano era el responsable de que él estuviera allí aquella víspera del 18 de julio. Y es que Eloy Estrada siguió hablando, sin esperar respuesta a lo que tal vez no fuese en realidad...
Leer documento completo

Regístrate para leer el documento completo.

Estos documentos también te pueden resultar útiles

  • Los años veinte
  • La reconstrucción de los años veinte.
  • Los felices años veinte
  • Los felices años veinte
  • Los Veinte Años De Guerra De Ulises
  • Veinte años después
  • los felices años veinte
  • Indecopi a sus veinte años

Conviértase en miembro formal de Buenas Tareas

INSCRÍBETE - ES GRATIS