vida privada de Avila Camacho
La vida del matrimonio Ávila Orozco era tranquila. A diferencia de su hermano Maximino, el general Manuel Ávila Camacho era un hombre sensato ysereno. Doña Soledad, era alegre y dinámica. Como no tuvieron hijos, varios sobrinos se fueron a vivir a la casa presidencial y fueron educados por ella. Acostumbraban invitar todos losdías gente a comer y gustaban mucho de los deportes. La señora Orozco era muy buena en el tenis, sus sesiones se prolongaban, a menudo, hasta las dos de la tarde. La verdadera pasión dedoña Soledad, que compartía con su esposo, eran los caballos finos. La señora salía a cabalgar en hermosos ejemplares que le regalaba don Manuel. Asimismo, el matrimonio disfrutabadel cine. A ella le gustaban las películas que contienen un fondo educativo y humano, con valores familiares. En cuanto a él, las cintas de muñecos animados eran de su agrado.
Altérmino del periodo presidencial, don Manuel y doña Soledad se retiraron completamente de la política a su residencia en "La Herradura", amueblada a todo lujo con cuadros, vajillas,candiles y platería importada de Italia, España e Inglaterra. Aquí llevaron una intensa vida social, pues empezaba a surgir el jet set, y ellos recibían en su hogar a personalidades yartistas o políticos, nobles europeos y muchos intelectuales de todos los matices.
La muerte sorprendió al general Ávila Camacho en 1955. Desde entonces y hasta su muerte, acontecidaen agosto de 1996, a los noventa y un años de edad, doña Soledad se dedicó a presidir actos en memoria de su marido. Año con año, vestida de riguroso luto, recibió a los cada vez menosavila camachistas sobrevivientes que se presentaban el día de la efemérides a homenajear al don Manuel Ávila Camacho. Están enterrados juntos en el Panteón Francés de San Joaquín.
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