Violencia Escolar

Legalidad-Ilegalidad:
un niño mata a otro niño

Mas que una mirada de horror en la fantasmagoría de algo grotesco, un acto sacrificial, un despliegue de violencia primitiva y gratuita como el canibalismo o la guerra, un signo premonitorio, un síntoma de descomposición social, la yesca encendida de un holocausto mayor, una instancia de mimetismo brutal cuidadosamente manufacturado porlas últimas tecnologías de entretenimiento o mas propiamente entrenamiento riguroso de las vísceras y el cuerpo, del pensamiento y el lenguaje de las nuevas generaciones; una pausa en el noticiero, una imagen que prontamente debemos borrar, un destello relámpago en ese catálogo de violencias grueso, opulento, aparentemente infinito, que es la enorme pantalla del mundo hoy, el caso del niño quemata a otro niño, nos plantea la interrogante de porqué en este momento y qué los multiplica; ¿qué ha cambiado en la totalidad política, en la racionalidad que nos gobierna, en la lógica con la que conducimos nuestras vidas cotidianas que hace posible este fenómeno?

Una ojeada, una mirada breve y superficial a la historia, nos permite decir lo obvio; que desde siempre el animal humanoes una bestia que mata. Nadie pregunta y nadie en su sano juicio se le ocurriría hacerlo, porqué en situaciones de guerra, a los miembros de nuestra especie los absorbe la dinámica del exterminio; porqué en situaciones cuidadosamente diseñadas —la Segunda Guerra Mundial, Bosnia, Uganda lo único legítimo y racional es matar. Se puede distinguir entre estrategias y tácticas como lo hace Clauswitz,establecer reglas, prioridades dentro de una jerarquía de objetivos, mas el fin último sigue siendo unívoco y total: una orden de muerte. Insisto, quien asiste a la carnicería lo hace siguiendo esa máxima y mandato de conducta individual; mate. Se encuentran los grandes mecanismos de destrucción (armas biológicas, armas nucleares, la lista es larga), podemos hablar de una particularracionalidad histórica, del predominio de la razón del estado (a partir de los siglos diecisiete y dieciocho) con sus sistemas de vigilancia y de administración, de cómo a fin de preservar la paz y el orden se establece una guerra interna o con otro estado etc.; podemos invocar poderes multinacionales, redes de información, la realidad virtual; el hecho es que en el curso de este siglo que culmina, laviolencia no ha sido escándalo (o por lo menos uno muy pequeño) siempre que se mantuvo y que se mantenga, bien dispuesta según reglas y disciplinas, la austeridad y el exceso de la guerra.

Sin una intención de ser fiel, de naturalizar una experiencia o reconstruir un evento y su fantasma, voy a narrarles con algún detalle, quizás más del que hubiera deseado, el llamado «Homicidio de laCrucifixión». Es la primavera de 1971. Dos niños de siete y diez años respectivamente, vamos a llamarlos Clemente y David, se encuentran jugando en un parque en las inmediaciones de la bahía de San Francisco. Hace una tarde de brisa tibia y lánguida, y a eso de las dos, se les acerca Nora, de 20 meses. La niña ambula sin rumbo inspeccionándolo todo y muestra interés por el juego rudo y el bulliciode los hermanos. Los tres se dilatan un rato sobre el césped del parque hasta que se aburren. Los niños toman a Nora de la mano y la llevan a uno de sus escondites secretos, una especie de fuerte a cuadra y media del parque. Juegan de piratas y de aventuras, como acostumbran, hasta que el llanto estridente de Nora los fuerza a pausar. Finalmente David, el mayor, le da una palmada y la niña setorna aún más inconsolable. La intensidad del llanto aumenta y con el la violencia. Salen corriendo con la niña de la mano y llegan hasta los muelles de la bahía. Cuando Nora yace quieta en el cemento frío y rugoso de una bodega o un sótano, la atan de manos y pies sobre una desvencijada cruz de madera que alguien abandonara allí, con la esperanza según David, de que si Jesucristo resucitó...