La etiología de la histeria. (1896)

Páginas: 17 (4077 palabras) Publicado: 2 de junio de 2013
La etiología de la histeria. (1896)
Señores: Si nos proponemos formarnos una opinión sobre la causación de un estado patológico como la histeria, emprenderemos primero el camino de la investigación anamnésica, prestando oídos a los enfermos o a sus allegados sobre los influjos nocivos a los cuales ellos mismos reconducen la contracción de aquellos síntomas neuróticos. Desde luego, lo que asíaveriguarnos está falseado por todos aquellos factores que suelen encubrirle a un enfermo el discernimiento de su propio estado: su falta de inteligencia científica para unos efectos etiológicos, la falacia de « post hoc, ergo propter hoc», el displacer en considerar o ponderar ciertas noxas y traumas. Por eso en aquella investigación anamnésíca nos atenemos al designio de no admitir sin profundoexamen crítico la creencia de los enfermos, ni dejar que los pacientes rectifiquen nuestra opinión científica sobre la etiología de la neurosis. Si por una parte reconocemos ciertos indicios de retorno constante (p. ej., que el estado histérico sería el efecto retardado {Nachwirkung}, de larga permanencia, de la emoción que una vez sobrevino), por la otra hemos introducido en la etiología de lahisteria un factor que el enfermo mismo nunca aduce y sólo admite de mala gana, a saber, la disposición hereditaria que ha recibido de sus progenitores. Saben ustedes que según la opinión de la influyente escuela de Charcot, sólo la herencia merece ser reconocida como causa eficiente de la histeria en tanto que todos los otros influjos nocivos, de la naturaleza e intensidad más diversa, no estándestinados a desempeñar sino el papel de unas causas ocasionales, de unos «agents provocateurs».
Sería deseable, me concederán ustedes sin vacilar, que existiera un segundo camino para alcanzar la etiología de la histeria, gracias al cual uno se supiera menos dependiente de lo que indican los enfermos. El dermatólogo, por ejemplo, sabe discernir una ulceración como luétíca por la complexión de susbordes, de su costra y su contorno, sin dejarse desconcertar por el veto del paciente que niega una fuente de infección. El médico forense se arregla para esclarecer las causas de una lesión aunque deba renunciar a las comunicaciones del lesionado. Y bien, hay para la histeria una posibilidad así, de avanzar desde los síntomas hasta la noticia sobre las causas. Me gustaría figurarles mediante unsímil, que tiene por contenido un progreso alcanzado de hecho en otro campo de trabajo, la comparación entre el método de que es preciso valerse para conseguir aquella noticia y los métodos más antiguos del relevamiento anamnésico.
Supongan que un investigador viajero llega a una comarca poco conocida, donde despierta su interés un yacimiento arqueológico en el que hay unas paredes derruidas, unosrestos de columnas y de tablillas con unos signos de escritura borrados e ilegibles. Puede limitarse a contemplar lo exhumado e inquirir luego a los moradores de las cercanías, gentes acaso semibárbaras, sobre lo que su tradición les dice acerca de la historia y el significado de esos restos de monumentos; anotaría entonces los informes ... y seguiría viaje. Pero puede seguir otro procedimiento;acaso llevó consigo palas, picos y azadas, y entonces contratará a los lugareños para que trabajen con esos instrumentos, abordará con ellos el yacimiento, removerá el cascajo y por los restos visibles descubrirá lo enterrado. Si el éxito premia su trabajo, los hallazgos se ilustran por sí solos: los restos de muros pertenecen a los que rodeaban el recinto de un palacio o una casa del tesoro; untemplo se completa desde las ruinas de columnatas; las numerosas inscripciones halladas, bilingües en el mejor de los casos, revelan un alfabeto y una lengua cuyo desciframiento y traducción brindan insospechadas noticias sobre los sucesos de la prehistoria, para guardar memoria de la cual se habían edificado aquellos monumentos.
«Saxa loquuntur!».
Si de manera más o menos parecida uno quiere...
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