Ensayo
Aquello que suele definirse como el proceso de la expansión europea y el colonialismo, también constituye el auge del racionalismo occidental. Durante este mismo periodo, el paradigma científico sedesarrolló como marco epistemológico para la producción de conocimientos y tecnología. No resulta difícil entender por qué estos nuevos vínculos y la transformación de las relaciones intraculturales, sociales, económicas y políticas, sobre todo durante el triunfante periodo imperialista en el siglo XIX, generaron una nueva disciplina académica de rango universal dedicada al estudio, por parte de gruposoccidentales, de la cultura de otras sociedades. Tampoco es difícil entender, dado este contexto sociopolítico y este paradigma intelectual, por qué el proceso de modernización se entendía como algo idéntico al proceso de occidentalización, y por qué todas las culturas (en cierto sentido, hasta la propia noción de “cultura”) llegaron a ser comprendidas desde la perspectiva de cómo se adecuaban odiferían del modelo de modernidad de Occidente.
Por lo tanto, la antropología como disciplina era portadora de un voluminoso bagaje oculto de supuestos intelectuales de corte colonialista, En sus particulares métodos de trabajo de campo entre los nativos, en sus conceptos básicos de cultura y sociedad, su positivismo y su relativismo, su modernidad y posmodernidad, su viejo racionalismo y suantirracionalismo más reciente, en toda su cultura académica y en la formación de antropólogos, además de la redacción, producción, distribución e intercambio de conocimientos, la antropología estaba profundamente impregnada de una especie de prioridad ontológica y epistemológica que se había otorgado Al mismo tiempo y como parte del mismo proceso, así como la expansión de Occidente y la hegemoníamundial perturbaron y transformaron las antiguas relaciones subordinándolas a otras nuevas, el conocimiento universalista de Occidente y su ética racionalista perturbaron los antiguos procesos de conocimiento y de producción ética que se habían originado fuera de su marco. Ésta última se convirtió en reliquia marginal, local, regional y tradicional de un mundo pretérito. Cualquiera sea el papelhistórico que hubiesen desempeñado alguna vez Africa, el Islam, el confucionismo, el hinduismo o el budismo (en realidad, cualquier corriente de origen no occidental) perdieron, como habría dicho Hegel, su iniciativa histórica universal contemporánea, y sólo podían entenderse si se les enmarcaba como partes subordinadas, como el Otro alienado, o como callejones sin salida dentro del único proyectouniversalista posible, el de Occidente. Estas otras “tradiciones” no estaban, sencilla y lamentablemente, a la altura del rasero de Occidente.
Esto no significa que otras formas de conocimiento y de producción moral fuesen ignoradas. Algunas tradiciones fueron acogidas como el jardín de las delicias de los alienados que buscaban refugio huyendo de la “jaula de hierro” de un mundo racionalista, en undrama de enajenación, resignación, entereza y redención con rasgos aún más heroicamente occidentales. Algunos (no todos) ocuparon lugares distinguidos, pero siempre en un panteón enmarcado y dominado por el Iluminismo subyugador del Occidente racionalista e individualista. Independientemente de la admiración que despertaron estas tradiciones por su profundidad, su armonía estética o su fortaleza...
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