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DE LA RELACIÓN ENTRE SOCIOLOGÍA Y PSICOLOGÍA
[Nota. Texto escaneado a partir del volumen: Theodor W. Adorno, Actualidad de la filosofía, Barcelona, Paidós, 1991, pp. 135-204.]
Desde hace más de treinta años se perfila entre las masas de los países altamente industrializados la tendencia a abandonarse en manos de una política de la catástrofe en lugar de perseguirintereses racionales, y ante todo, la conservación de su propia vida. Se les prometen ciertas ventajas, es verdad, pero a la vez se sustituye con ahínco el ideal de su propia felicidad por la violencia y la amenaza, se las carga con sacrificios desmesurados, se pone en peligro inmediato su existencia y se apela a latentes deseos de muerte. Algo de ello es tan abiertamente visible para los sujetosconcernidos que, a quien se esfuerce por comprender, se le hace difícil conformarse con lo verdaderamente decisivo, con mostrar las condiciones objetivas de los movimientos de masas, y no sucumbir a la sugestión de que ya no rige ninguna ley objetiva. La antigua explicación de que los interesados en tal situación controlan todos los medios de opinión pública ya no basta por sí sola. Pues lasmasas apenas se dejarían atrapar por una propaganda burda y falsa hasta frotarse los ojos si algo en ellas mismas no diera acogida a mensajes que hablan de sacrificarse y de vivir peligrosamente. Por eso, teniendo a la vista el fenómeno fascista, se juzgó necesario completar la Teoría de la sociedad con la Psicología*, sobre todo una Psicología social orientada psicoanalíticamente. Laintervención combinada del conocimiento de los determinantes sociales y del referente a las estructuras pulsionales predominantes entre las masas prometía una plena comprensión de la actitud de la totalidad. Mientras la complaciente ciencia del bloque del Este exorcizaba como obra del diablo a la Psicología psicoanalítica, la única que investiga en serio las condiciones subjetivas de la irracionalidadobjetiva, y, como llegó a decir Lukács, contaba como parte del fascismo a Freud junto con Spengler y Nietzsche, a este lado del telón y no sin una cierta sensación de bienestar se desplazaba el acento sobre lo psíquico y el ser humano, así como sobre sus así llamados existenciales, sustrayéndose de ese modo a toda teoría no arbitraria de la sociedad. Al final, se puso escépticamente la teoríasocial al nivel de las motivaciones infundadas y meramente subjetivas, como ciertamente sucediera ya con el tardío texto de Freud sobre el malestar en la cultura. Cuando se reflexiona a este respecto sobre las relaciones entre Teoría social y Psicología, lo que se hace es exclusivamente asignarles a ambas disciplinas su lugar en el sistema de las ciencias, y tratar las dificultades que ocasiona surelación como cuestiones del correspondiente modelo conceptual que se vaya a aplicar. Cuestiones como la de si los fenómenos sociológicos se tienen que hacer derivar de condiciones objetivas o de la vida psíquica de los individuos socializados, o de ambas, o la de si los dos tipos de explicación se complementan, se excluyen, o bien su relación misma necesita ser sopesada teóricamente con lasuficiente amplitud, todo eso se reduce a metodología. En su estudio Psychoanalysis and the Social Structure,1 Talcott Parsons, representante muy característico de tales propósitos, recalca con razón, y aunado en eso con la antigua tradición alemana y con Durkheim a un tiempo, la independencia y separación del sistema social, que hay que comprender en su propio plano y no como mero resultante de lasacciones de los individuos.2 Pero esa distinción engarza también en su caso con una diferencia en cuanto a aquello en lo que el sociólogo está «interesado»: formas de conducta y actitudes que sean relevantes para el sistema social. Sólo a partir de ahí exige que los problemas sociológicos que se refieran a motivaciones tengan que formularse en términos de frame of reference of the social...
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