James Montague Rhodes El Numero 13
El Número 13
Montague Rhodes James
Viborg es una de las ciudades de Jutlandia, de mayor prestigio e importancia. Es sede de un obispado, tiene una hermosa catedral -restaurada casi en su totalidad-, un encantador parque, un lago bellísimo y muchas cigüeñas. Hald, a su vez, es uno de los lugares más atractivos de Dinamarca, y Finderup, también otro donde Marsk Stig asesinó al rey EricGlipping, el día de Santa Cecilia del año 1286. En el siglo XVII, abrieron su tumba y dicen que la calavera de Eric conservaba las huellas de cincuenta y seis mazazos. De todos modos, mi intención no es exponer una guía turística.
Viborg tiene excelentes hoteles; el Preisler y el Fénix son algunos de los mejores. Mi primo, personaje principal del relato, la primera vez que visitó Viborg, sedirigió al León de Oro. Sin embargo, nunca más volvió a alojarse en ese lugar. Tal vez las páginas siguientes expliquen la razón.
El León de Oro es uno de los pocos edificios de la ciudad que sobrevivieron al gran incendio de 1726, que devastó la catedral casi en su totalidad, así como la Sognekirke, la Raadhuus y otras construcciones tan antiguas como interesantes. El León de Oro es una casa deladrillo rojo. Su frente es de ladrillo, con altos gabletes almenados y una leyenda en la parte superior de la puerta principal. El patio por donde entran los vehículos es de madera y estuco, de matices blancos y negros.
Cuando mi primo llegó al león de Oro, los últimos rayos del sol hacían brillar cada detalle de la imponente fachada. El aspecto anticuado del lugar impactó a mi primo, por loque pronosticó días placenteros y entretenidos. Esa posada conservaba todas las características de un lugar clásico de la vieja Jutlandia.
No eran los negocios, en el sentido vulgar de la palabra, el motivo del viaje de Mr. Anderson a Viborg. Estaba realizando algunas investigaciones sobre la historia de la Iglesia en Dinamarca y se había enterado de que el Rigsarkiv de Viborg conservaba algunosdocumentos, salvados del incendio, sobre los últimos días del Catolicismo Romano en ese país.
Por lo tanto, se propuso dedicar el tiempo necesario, tal vez dos o tres semanas, al examen y copia de esos documentos. En el león de Oro esperaba contar con una amplia habitación que fuera dormitorio y a la vez estudio. Mr. Anderson le informó lo que deseaba al posadero y éste, tras meditar unosinstantes, sugirió que lo mejor para conformar al caballero sería que él mismo visitara los cuartos más amplios y eligiera el más conveniente. Mr. Anderson aceptó la idea.
El piso superior fue descartado de inmediato: tantas escaleras exigían un esfuerzo excesivo luego de un día de trabajo; en el segundo piso, no había cuartos de la amplitud requerida, pero en el primero había dos o treshabitaciones que se adecuaban con total precisión a las exigencias del caballero, al menos en cuanto al tamaño.
El posadero recomendó con énfasis la Número 17, pero Mr. Anderson advirtió que sus ventanas se abrían sólo hacia el muro ciego de la casa vecina, por lo que durante la tarde, debía ser muy oscura. Prefería, por su parte, la Número 12 y la Número 14. Las dos daban a la calle y tenían lasventajas de una iluminación adecuada más una vista agradable, ventajas que aceleraron con creces la elección.
Eligió, entonces, el cuarto Número 12. Éste tenía, al igual que los cuartos vecinos, tres ventanas, todas sobre una misma pared. Sus dimensiones eran poco habituales: el techo era muy alto y su longitud llamaba la atención. Carecía de chimenea y en su lugar había una antigua estufa dehierro forjado, sobre la que era posible observar un bajorrelieve que representaba a Abraham sacrificando a Isaac, con la inscripción: I Bog Mose, Cap. 22 (es decir, Génesis XXII). No había otro objeto interesante. El único cuadro atractivo era un viejo grabado en colores de la ciudad, cercano a 1820.
La hora de la cena se acercaba. Cuando Anderson, ya más despabilado luego de su baño...
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