la cara
Nadia Guerrier está sentada sobre una lona en Cité Soleil, un barrio marginal, pobre y violento de la capital de Haití. Con las manos bate, lentamente, una mezcla de tierra, mantequilla, sal y agua con la que hará galletas de lodo.
Toma la ligera masa con una cuchara y le va dando forma con círculos sobre la lona. Una a una, las va colocando enhileras y las deja al sol. "El sol las seca. Después, ya están limpias", dice su sobrino Fumi Ricardo, de 26 años.
La fabricación de galletas de lodo es una costumbre en Haití que existe desde antes del terremoto de siete grados Richter que devastó la ciudad y dejó más de 110.000 muertos y a 600.000 personas sin techo.
"Muchas mujeres embarazadas lo comen porque parece que es muy nutritivo",afirmó Michael Kuehn, director regional de la organización alemana Welthungerhilfe (Agro Acción Alemana).
"Ahora, por supuesto es también una expresión de la pobreza, pero es una exageración decir que porque hay hambre en Haití la gente tiene que comer esto", señaló.
El propio Kuehn las ha probado. "Yo no puedo recomendar el comer eso, claro que no, pero no es algo que refleje la pobreza, sinoque hay un factor cultural". Para Guerrier, que tiene 36 años y seis hijos, elaborar las galletas es una forma de sustento económico.
Se levanta a las cuatro de la mañana y trabaja hasta las tres de la tarde en su elaboración. "Hago unas 100 o 150 cada día", dice en creole, levantando apenas la cabeza, sin descuidar la tarea. Cada galleta cuesta cinco gourdes (13 centavos de dólar).
Losvecinos pasan y se quedan viéndola mientras trabaja. "A mí no me gustan", admite Fumi, pero son "nutritivas" y "cuando la gente no tiene nada que comer, son buenas".
Guerrier las prepara sentada frente a su pequeña casa de lámina. Sus hijos se asoman desde la puerta, mientras ella bate y bate la mezcla. Algunos vecinos pisan al pasar con los zapatos el lugar sobre el que descansarán las galletas.En Cité Soleil las galletas de lodo son parte de lo cotidiano, además de la basura, la inseguridad y el hacinamiento.
Para Kuehn, un punto clave para mejorar la alimentación en Haití, el país más pobre del continente, es aumentar la producción nacional y la distribución de la comida de una manera más justa.
"Hay que tener la política en el país de darle a la gente la posibilidad de comprar lacomida disponible en el mercado en lugar de importar", señala.
Sin embargo, lo de la tierra no le asusta demasiado. "Eso de usar la tierra es una cosa cultural también", dice. "Yo recuerdo que mi mamá cuando se le caía el cabello comía una cosa que en Alemania se llama 'Kieselerde' (tierra de sílice), que tiene muchos minerales"
Visto de ese modo, el hábito de comer tierra parece una costumbrepropia del infierno y de la injusticia humana, interpretación que hizo más de un literato para dar efecto a sus columnas de opinión en los días posteriores al temblor. Pero la geofagia se ha practicado en muchos momentos y lugares, y no siempre bajo el acicate de la necesidad, pues es muy humano el deseo de paladear los manjares de la mineralogía. De hecho, el problema no es la tierra misma, sino,por una parte, las dosis, y, por otra, la idoneidad de los ingredientes. Hace algún tiempo, en Haití, dichas galletas se hacían de una arcilla comestible que fue aumentando su valor hasta obligar a las mujeres que las preparaban a utilizar un barro contaminado que actualmente recogen en lugares cercanos a basureros públicos.
Fuera del agrio contexto haitiano, son muchos los casos en los que elser humano ha mostrado debilidad por el suelo que cubre la tierra. Entre los viajeros que recorrieron Colombia en el siglo XIX, Charles Saffray es uno de los que describen dicho hábito entre nuestros coterráneos. Dice el británico sobre un muchacho indígena del Bajo Magdalena: “tenía un color pálido, casi lívido; en su mirada notábase una fijeza que me hizo daño; sus ojos carecían ya de brillo; y...
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