Licenciada
Thomas L. Friedman
El chofer y yo habíamos estado juntos durante una hora, y entre ambos hicimos seis cosas diferentes. Él condujo, habló por teléfono y vio un filme. Yo viajéen automóvil, trabajé en mi computadora portátil y escuché mi iPod.
La otra noche llegué al aeropuerto Charles de Gaulle de París donde debía esperarme un chofer que envió un amigo francés. Elconductor llevaba un letrero con mi nombre escrito, pero mientras me le acercaba noté que hablaba solo, muy animadamente. Luego comprendí que tenía uno de esos teléfonos inalámbricos con tecnologíaBluetooth pegado al oído. Me señalé a mí mismo como la persona que él debía de recoger. Asintió y siguió platicando con quienquiera que estuviera del otro lado de la línea.
Cuando llegó mi equipaje, losaqué de la cinta transportadora; él apuntó hacia la salida y yo lo seguí, mientras seguía hablando por teléfono. Cuando llegamos al automóvil le pregunté: “¿Conoce el hotel donde voy a alojarme?”.“No”, respondió. Le mostré la dirección, luego de lo cual regresó a su conversación telefónica.
Después de que el auto arrancó, observé que el chofer miraba además una película en una pantalla en eltablero. Yo apenas podía concentrarme, mientras en el asiento trasero trataba de terminar una columna en mi computadora portátil. Cuando terminé de escribir, saqué mi iPod y empecé a escuchar un álbumde Stevie Nicks, mientras él seguía platicando por teléfono, conduciendo y viendo la película.
Tras instalarme en el hotel, reflexioné acerca de nuestro viaje: el chofer y yo habíamos estadojuntos durante una hora, y entre ambos hicimos seis cosas diferentes. Él condujo, habló por teléfono y vio un filme. Yo viajé en automóvil, trabajé en mi computadora portátil y escuché mi iPod.Solamente hubo algo que nunca hicimos: hablar entre nosotros.
Es una lástima. Es probable que tuviera mucho que contarme. Cuando le comenté lo anterior a mi amigo Alain Frachon, editor en el diario...
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