medico
El Editorial del 20 de Septiembre del 2009.
De la seguridad alimentaria en nuestros hospitales.
Todos concordamos en que nos encontramos ante una crisis alimentaria de alcance y repercusiones globales. Si el término anterior asusta, podríamos sustituirlo por los equivalentes de “precariedad alimentaria”, “insuficienciaalimentaria”, o “emergencia alimentaria”. Pero más allá de los términos que usemos, lo cierto es que existe una grave preocupación entre todos los involucrados por la brecha que vuelve a abrirse entre la producción mundial de alimentos y el tamaño de las poblaciones humanas. A modo de ejemplo, baste decir que el número de personas que pasan hambre en esta “nuestra querida, contaminada y única naveespacial” (con licencia del periodista venezolano Walter Martínez) superó el límite de crítico de 850 millones para trepar a más de mil millones.
Las causas de esta crisis alimentaria son múltiples, complejas e incluso caóticas. De un lado, existen poderosas presiones por convertir a la agroindustria en una fuente de biocombustibles. Del otro, la disminución de la tasa de crecimiento global dela actividad agrícola, y su excesiva concentración en grandes conglomerados de Estados Unidos, Canadá y la Unión Europea; las políticas proteccionistas de estos gobiernos para asegurarles a sus agricultores posiciones ventajosas en el mercado mundial de alimentos; la mala gestión y la falta de voluntad política de los gobiernos de otras áreas del mundo en crear una agroindustrial local fuerte,independiente, libre y soberana. No se debe pasar por alto el efecto del cambio climático, y el indetenible crecimiento poblacional: para el año 2050 habremos llegado a 9,000 millones de seres humanos en este planeta.
Sin embargo, el objetivo de este Editorial no es elucidar la trabazón existente detrás de la corriente crisis alimentaria, sino de qué manera esta circunstancia pudiera influir ennuestro desempeño como nutricionistas en un escenario hospitalario. Tenemos entonces que empezar por las raíces del problema, si queremos llegar a una posible (y a la vez válida) estrategia intervencionista.
En primer lugar, debemos reconocer que el hospital ha representado siempre una especie de santuario para el enfermo que acude al mismo en busca de remedio y alivio a sus males. En virtud deesta definición, al enfermo hospitalizado se le deben proveer todos los cuidados necesarios para que su salud sea restablecida, y se logre su reinserción familiar, social, comunitaria y laboral: el fin último de nuestra actuación. Consustancial entonces con este principio, debemos establecer una política hospitalaria de seguridad alimentaria que establezca los siguientes postulados: Que se conozca(y se registre) lo que el paciente necesita; Que se le prescriba lo anotado; Que se le sirva lo prescrito; y Que se coma lo servido. Si se cumplen todos estos postulados, habremos satisfecho el principio en virtud del cual el paciente hospitalizado puede sostener su estado nutricional (o en caso de que esté afectado por la enfermedad, restaurarlo) mediante la satisfacción de sus necesidadesenergéticas y nutrimentales a través de una correcta prescripción dietética.
La experiencia ya acumulada nos revela que el tamaño de las poblaciones hospitalarias necesitadas de intervención con técnicas de Nutrición artificial raramente sobrepasa el 10%. Por lo tanto, la prescripción dietética se convierte en la principal acción intervencionista para el logro de la pretendida seguridad alimentaria enel hospital. Todo entonces es más simple de lo esperado. Pero es en esa sencillez donde radica la enorme complejidad que reviste el hecho de que el paciente reciba los alimentos que necesita 6 veces al día, durante el tiempo que dure su internamiento.
El proceso de la prescripción dietética hospitalaria está sujeto a numerosas presiones hoy en día. El médico no sabe reconocer las necesidades...
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