MONOLOGOS VARIAS MUJERES 3
VISTAS
De Edward Hopper
Tables for ladies, 1930
Mae:
La cesta con duraznos la dejo aquí, si, Susie?
Son duraznos pelones, la gente no los quiere. Les gusta que los duraznos tengan pelusa, sino es como si no lo fueran. Susie, hay pocas manzanas. No me oye, está haciendo cuentas. La de adicionista es una profesión de mucha atención. Por eso yo soy mesera. A mí este trabajo no me gusta. El deadicionista tampoco; no me gusta el restaurant. Ningún restaurant de todo el Estado, de todo el planeta.
El me dijo que me iba a llevar a París, a pasear por Montmartre. Eso esperaba que hiciera. Aquí estoy en ascuas, me arde la piel, los ojos, me llora la nariz. Nunca debí dejar Michigan. Ahí era otra cosa, pero no se podía más. Las gallinas no me gustan, no eran para mí. Por mí, que se muerantodas. Por mí, que nunca más vuelvan a poner un huevo.
Los pomelos en fila, uno tras otro. Como al cadalso.
Un día estoy aquí, era temprano en la mañana, tal vez las siete. Susie me dice: Cuida la caja registradora mientras voy al toilette. Ella dice toilette. Estoy en eso y veo entrar a una mujer gruesa, de color, llevaba un sombrerito muy simpático con una pluma verde. Se sienta y cuando voy mepide licor.
Ya dije que era muy temprano y además nosotros no expendemos licor.
Dijo: Querida, un vaso de licor, discretamente y te canto una canción.
Ahí me la quedé mirando.
Me subieron todos los colores a la cara.
Soy una vaca estúpida.
Espere, le dije.
Fui atrás, a la oficina todavía vacía de Mr. Coleman y traje el whisky. Sabía adónde lo escondía. Lo había puesto ahí el día que me llamó pararetarme por no sé qué cosa de las frutas machucadas, cómo deben ponerse en exhibición sin que se les vea el machucado y para que la gente, las damas, las tomen igual. Me largó el reto, pero en realidad quería tocarme el trasero. Y yo que casi me pongo a llorar porque le creí que hago mal mi trabajo!
Serví y le llevé.
Aquí tiene, señora Smith.
Voy a beberlo discretamente, querida. Tengo un maladentro, una enfermedad. Esta es una buena cura. Ya no se puede cantar como antes, los clubes están cerrados. Es verdad o no es verdad?
Es verdad, Señora Smith.
Voy a cantarte una estrofa. Pero muy bajito.
Echó al aire aquello de After you’ve gone.
Dos notas que salieron de su boca pero vibraron acá dentro, en mi cuerpo.
Como si las hubiera cantado yo.
Gracias por el whisky.
Por supuesto no se locobré.
La más grande de las cantantes de blues de todos los tiempos.
Susie tardó una vida en regresar del baño.
¿Qué hacías?, le pregunté. Estuvo aquí la señora Smith y te la perdiste. Qué estabas haciendo? Fumabas un cigarrillo? Qué tonta, ¡la señora Smith y cantó para mí un pedacito de una canción! A mí, esta mesera del montón. Pero qué podías estar haciendo…? Qué? Mientras la señora Smith…
Leía unacarta de Charly.
Estaba roja de vergüenza.
Ah, el amor.
Me dice que no quiere verme más.
Susie! Susie! Cómo podés perder el tiempo, acá estaba la señora Smith!
Pero no me lo creyó.
Me dijo que me lo había inventado para torturarla.
Después se puso a chillar Charly, Charly y se sorbió los mocos un par de veces.
Fue el día más importante de mi vida.
El único día en que me olvidé del viaje a París.Los pomelos en fila, como al cadalso. El machucón detrás para que las damas no lo vean, y lo tomen igual. Nada como un pomelo en las mañanas, dice por ahí. Un pomelo con azúcar, qué asquerosidad.
Hotel Room, 1931
Margaret:
Este no es el mismo cuarto donde estuvo él.
Pedí el mismo, pero no es éste.
El año pasado sí lo conseguí.
Ahora está ocupado. Me dijeron que tendría que haber hechoreservaciones. No es un hotel tan importante, no atrae turistas, parejas de amantes. No hay pasajeros en esta época; octubre es un mes feo, empieza a helar. Quién va a venir? Pero vino, vino alguien; se instaló. No sé quién, un viajante.
Enfrente está la Bolsa.
Nosotros no teníamos muchos valores.
El edificio tiene las ventanas negras, los vidrios son negros.
Es el aniversario del Jueves Negro, cuando...
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