seguridad en el almacen
La economía venezolana tiene dos problemas de principio: el modelo estatista y la falta de confianza. De ahí cuelgan todos los demás. Sea quien sea el vencedor delas elecciones presidenciales del domingo se va a encontrar con un país al borde de la estanflación [recesión más inflación]”, afirma José Guerra, exjefe de Investigación del Banco Central deVenezuela. “Los demás” no son dificultades pequeñas: escasez de alimentos, alta inflación, apagones, fuerte déficit fiscal, aumento de la deuda pública, falta de divisas y crecimiento de la históricadependencia del petróleo, cuyo precio, si descendiese por debajo de los 100 dólares el barril, podría suponer un verdadero cataclismo.
Pese a la gravedad de la situación, agudizada por dos devaluaciones enlos últimos dos meses del bolívar, que ha perdido un 46% de su valor, ninguno de los dos candidatos ha dicho cuáles serían sus prioridades ni quiénes formarían sus equipos económicos. Se han limitado autilizar el problema como arma arrojadiza y a anunciar promesas como la de una subida salarial del 40% para paliar el impacto de las devaluaciones.
La polarización política que vive el país hace quesea prácticamente imposible hallar un terreno común entre el candidato chavista y el líder de la oposición. El presidente encargado, Nicolás Maduro, ve acaparamiento y sabotaje por parte de la“burguesía” allí donde Henrique Capriles encuentra control de precios, expropiaciones y mala gestión del Gobierno. El heredero de Hugo Chávez ha prometido poner remedio a estos males con mano dura y en elcaso del sector eléctrico declararlo “asunto de seguridad nacional” y “militarizar” todo el sistema.
“Hay ciudades de dos y tres millones de habitantes donde se va la luz tres y cuatro veces al día”,asegura Guerra. La oposición responsabiliza del déficit eléctrico, que afecta a la mitad de los 23 Estados de Venezuela, a la improvisación, desorden e incapacidad profesional de quienes dirigen la...
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