Situaci n educaci n p blica en chile
Chile jamás decidió los componentes centrales que configuraron su sistema educativo a diferencia de la gran parte de los demás países. En plena dictadura, en el año 1981 se
impuso y se estructuró un paquete de medidas que junto al traspaso de la educación
primaria y secundaria a los municipios, permitió y alentó la creación de escuelas particulares que podían recibir subvención del Estado, seleccionar alumnos y lucrar y
universidades, centros de formación técnica e institutos profesionales privados, que en vez de un complemento (del orden del 20% como ocurre en la mayoría de las naciones
más avanzadas) se transformaron en el pilar de la educación chilena.
Para avanzar en cobertura, en Chile se impuso la ruta privatizadora, estableciendo una política de financiamiento a la educación por alumno que asiste a clases en educación
básica y media y disminuyendo los aportes fiscales a las universidades estatales. Se entregó al mercado y a la competencia la evolución y el desenlace de la educación
chilena y las familias (golpeadas por segunda vez con la ley de financiamiento compartido de 1993, que las invitaba a pagar por la educación que reciben sus hijos y
con la creación del crédito con aval del estado en el año 2005 para financiar estudios en
la educación superior con tasas de interés que triplican las del crédito solidario) tuvieron que soportar el peso financiero de este cóctel de malas políticas públicas,
endeudándose o siendo más dóciles en su trabajo para no ser despedidos. Y el resultado de todo este proceso es lapidario. Mientras en 1981, la matrícula escolar
municipal era el 78% del total, el año 2009, es sólo el 42%. Aún más, en el 2012, sólo
un tercio de los alumnos estudie en escuelas propiamente públicas y la segregación escolar siga siendo una de las más altas del mundo.
Hoy, mientras las familias de más de 1,3 millones de niños y niñas deben pagar ...
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