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La evolución de la sociedad ha dispuesto comer fuera de casa conmucha frecuencia, celebraciones en restaurantes, salidas los fines de semana y hasta el sencillo placer de disfrutar de alguna especialidad determinada sin motivo alguno. Los precios de las viandas tienen un espectro tan amplio como la calidad aun cuando no siempre guarden la esperada relación. No fue así en épocas anteriores.
Hasta el siglo XVIII, en Europa solo había tabernas, figones y posadaspara tomar algún trago y comer alimentos preparados al gusto, habilidad y humor del dueño. Aquella París de esos tiempos, de tosca cultura culinaria, es influida por Catalina de Médicis, evolucionando de lo burdo a lo refinado gracias al matrimonio de la italiana con el heredero francés Enrique II. Ella, proveniente de la elegante Florencia, llega al país galo con un séquito de sirvientes queincluía cocineros y meseros, vajillas, pinches de cocina y el tenedor, una novedad posiblemente venida de Bizancio.
La "haute cuisine française" es hija de la fina gastronomía italiana. Es tal impacto que pronto en los burgueses imitan a las cortes en la nueva manera de comer. París registra en 1.765 la aparición del primer restaurante del que se tenga noticia, propiedad de un tal Boulanger: modestositio, tenía mesas individuales y opción de elegir entre varios platos, horarios de atención en los que servían almuerzos y cena, y una camarera que fue objeto de los requiebros amorosos de Diderot. Se decía por esos tiempos que en el sitio vendían "caldos restauradores (de ahí surge la palabra restaurante) y toda clase de platos delicados y saludables". Antoine Bauvilliers inaugura el primerrestaurante de lujo 1.782, La Grand Taverne de Londres, que nada tenía que ver con la capital británica.
Según Brillat Savarín, ese lugar cumplía con los requisitos esenciales de ser elegante, tener camareros amables, una bodega selecta y una calidad superior, además de un servicio exquisito: los vinos llegaban al tiempo que la comida. La caída de la monarquía sacó a los cocineros de los palacios ylos puso a competir, bien como empleados o como propietarios de sus propios establecimientos. París se había convertido en la capital gastronómica de Europa, con un creciente número de restaurantes.
La Belle Epoque es el momento de Escoffier, Nignon y Montagné, quienes superan a Carême, "el rey de los cocineros y el cocinero de los reyes". A principios del siglo XX parís tenía más de 1.500restaurantes. Los más exclusivos -como la Tour d´Argent, Maxim´s o LucasCarlton- no estaban a tono con aquello de "libertad, igualdad y fraternidad" de la reciente Revolución Francesa; el protocolo era rígido y nada distinto del de las cortes derrocadas.
Las preparaciones eran pesadas y rebuscadas, y nada cambió hasta cuando los hermanos Troisgros, Guérard, Senderens y Paul Bocuse proponen quitar elexceso de grasa y los ingredientes indigestos, dando paso a la tendencia que en 1.973 los periodistas gastronómicos Henry Gault y Christian Millau denominarían "la nouvele cuisine française".
El oportunismo de algunos mercachifles y sus exageraciones liquidó a un movimiento bien estructurado que, sin embargo, marca la tendencia de la moderna culinaria, que con sentido de responsabilidad sanitariapropone una alimentación más sana y de respeto ambiental en cuanto a los alimentos mismos y su preparación, entre otras cosas.
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