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H. P. LOVECRAFT
LA CALLE
H. P. LOVECRAFT
Hay quien dice que las cosas y los lugares tienen alma, y hay
quien dice que no; por mi parte, no me atrevo a
pronunciarme, pero quiero hablar de la Calle.
Esa Calle la crearon hombres fuertes y de honor; hombres
buenos y esforzados, de nuestra sangre, llegados de las Islas
Bienaventuradas, al otro lado del mar. Al principio no fue
más que unsendero hollado por aguadores que iban del
manantial del bosque al puñado de casas que había junto a la
playa. Luego, al llegar más hombres al creciente grupo de
casas en busca de un lugar donde vivir, se construyeron
chozas en la parte norte, y cabañas de recios troncos de roble
y albañilería en el lado del bosque, dado que por allí les
hostigaban los indios con sus flechas. Años más tarde, loshombres levantaron cabañas también en la parte sur de la
Calle.
Por la Calle paseaban arriba y abajo hombres graves de
cónicos sombreros, cargados casi siempre con mosquetes y
armas de caza. Y también paseaban sus esposas en
sombreradas y sus hijos serios. Por la noche, los hombres se
sentaban, con sus esposas e hijos alrededor de gigantescas
chimeneas, y leían y charlaban. Muy simples eran las cosassobre las que leían y hablaban, pero les infundían aliento y
bondad, y les ayudaban durante el dia a someter el bosque y
los campos. Y los hijos escuchaban y aprendían las leyes y las
proezas de otros tiempos, y cosas de la querida Inglaterra que
nunca habían visto o no podían recordar.
Hubo una guerra, y los indios no volvieron a turbar la Calle.
Los hombres, entregados a su trabajo, prosperarony fueron
todo lo felices que sabían ser. Y crecieron los hijos en la
prosperidad, y llegaron más familias de la Madre Patria a
vivir en la Calle. Y crecieron los hijos de los hijos, y los hijos
de los recién llegados. El pueblo fue entonces una ciudad; y
una tras otra, las cabañas cedieron el paso a las casas:
sencillas y hermosas casas de ladrillo y madera, con
escalinata de piedra, barandilla dehierro y montante en
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UNIVERSIDAD MISKATÓNICA LOVECRAFTIANA
LA CALLE
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abanico sobre las puertas. No eran frágiles creaciones estas
casas, ya que se construían para que sirvieran a muchas
generaciones. Dentro tenían chimeneas esculpidas y graciosas
escaleras, muebles agradables y de gusto, porcelanas de china
y vajillas de plata traídas de la Madre Patria.
Y así, la Calle bebióen los sueños de un pueblo joven y se
alegró cuando sus moradores se volvieron más refinados y
felices. Donde en otro tiempo no había sino fuerza y honor,
moraban ahora también el gusto y el deseo de aprender.
Llegaron a las casas los libros y los cuadros y la música, y los
jóvenes fueron a la universidad erigida en la llanura del norte.
En lugar de sombreros cónicos y espadas cortas, de lazos ypelucas, aparecieron adoquines en los que resonaban las
herraduras de los pura sangre y traqueteaban los dorados
coches; y aceras de ladrillo con montaderos y postes para atar
a los caballos.
Había en aquella Calle muchos árboles: olmos y robles y
arces respetables; de forma que en verano el escenario estaba
lleno de verdor y de cantos de pájaros. Y detrás de las casas
había valladas rosaledas consenderos flanqueados por setos y
relojes de sol, donde por la noche brillaban mágicamente la
luna y las estrellas, y las flores fragantes centelleaban con el
rocío.
Así siguió soñando la Calle, soportando guerras, calamidades
y cambios. Una de las veces se marchó la mayoría de los
jóvenes, algunos de los cuales no regresaron. Eso fue cuando
retiraron la vieja bandera e izaron un nuevo pendón conestrellas y barras. Pero aunque los hombres hablaban de
grandes cambios, la Calle no los notó, ya que sus gentes
seguían siendo las mismas y hablaban de las viejas cosas
familiares en las viejas tertulias familiares. Y los árboles
siguieron cobijando a los pájaros cantores, y por la noche, la
luna y las estrellas contemplaban las flores bañadas de rocío
en las valladas rosaledas.
Con el tiempo...
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