2 capt memoria de mis putas tristes
cuyos anaqueles están a punto de desplomarse por lapaciencia de las polillas. A fin
de cuentas, para lo que me falta por hacer en este mundo me bastaría con mis
diccionarios de todo género, con lasdos primeras series de los Episodios nacionales
de don Benito Pérez Galdós, y con La montaña mágica, que me enseñó a entender
los humores demi madre desnaturalizados por la tisis.
A diferencia de los otros muebles, y de mí mismo, el mesón en que escribo parece
de mejor salud con elpaso del tiempo, porque lo fabricó en maderas nobles mi
abuelo paterno, que fue carpintero de buques. Aunque no tenga que escribir, loaderezo todas las mañanas con el rigor ocioso que me ha hecho perder tantos
amores. Al alcance de la mano tengo mis libros cómplices: los dos tomosdel Primer
Diccionario Ilustrado de la Real Academia,de 1903; el Tesoro de la Lengua
Castellana o Española de don Sebastián de Covarrubias;la gramática de don
Andrés Bello, por si hubiera alguna duda semántica, como es de rigor; el novedoso
Diccionario ideológico de don JulioCasares, en especial por sus antónimos y sus
sinónimos; el Vocabolario della Língua Italiana de Nicola Zingarelli, para
favorecerme con el idiomade mi madre, que aprendí desde la cuna, y el diccionario
de latín, que por ser éste la madre de las otras dos lo considero mi lengua natal.
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